Granada

La cultura planta cara a Anonymous

El ataque del fin de semana hacia personalidades del cine por parte del colectivo de la máscara ha levantado ampollas. El mundo de la música, el cine y las letras se pronuncia ante lo que considera un «acoso». Las primeras denuncias están en marcha.

La cultura planta cara a Anonymous
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Parapetados tras una careta y con esa sonrisa tan vaga como desganada que lucen las máscaras detrás de las que se esconden, Anonymous desencadenaba el pasado sábado, aprovechando la fiesta de los candidatos a los premios Goya, un ataque frontal contra el mundo del espectáculo con la publicación de una prolija lista que, encabezada por la anterior titular de Cultura, publicitaba teléfonos móviles particulares, direcciones y correos electrónicos de un puñado de actores, productores, directores de cine –algunos de ellos, incorrectos–, que se han mostrado a favor de la ley «antipiratería», de reciente aprobación en el primer Consejo de Ministros del Partido Popular. El ministro José Ignacio Wert figuraba el segundo en la lista. Junto a sus datos, los de uno de sus hermanos.

Amenaza «pirata»
El documento estaba encabezado por unas líneas amenazantes que han encendido una mecha en cadena: «Esto es sólo una parte de la información, tenemos mucha más información almacenada en lugares seguros. Hemos creído correcto no publicar datos de personas no relacionadas con la ley Sinde/Wert, pero, si en un futuro, dichas personas cambian de posición o hacen algo que creemos de castigo, toda nuestra ira caerá sobre ellos. Expect us!».

La amenaza estaba ahí y los amenazados no han tardado en reaccionar. Ellos, sin careta y a cara descubierta. El productor Enrique González Macho, que aparece en la lista, dijo a LA RAZÓN que «es la Fiscalía la que debería actuar de oficio sin que tuviera que mediar ningún tipo de denuncia, es lo que se entiende en un Estado de Derecho como el nuestro. Me parece un acto nazi el de Anonymous. Si sus amenazas fueran a más, sí estaría dispuesto a denunciarles y lo haría a título personal, no como presidente de la Academia de Cine», asegura.

La hora de «los valientes»
Según ha podido saber este diario, la ex titular de Cultura, González-Sinde, habría interpuesto ya una denuncia por «intromisión a la intimidad y «amenazas». Chus Gutiérrez, presente también en la nómina de Anonymous, se enteró de la noticia tras regresar de viaje: «Me parece tremendamente desagradable un ataque de esa envergadura y de forma anónima. La verdad es que no he pensado si iré a los tribunales, pero no es una idea que deje a un lado. Si he de actuar contra este colectivo que parece tan envalentonado y que se ampara en el anonimato, lo haré», comenta la directora de cine. Desde el mundo de la clásica, la soprano Mariola Cantarero hace suya la postura de sus compañeros de profesión: «El acto es inconcebible, terrorista. Si me afectara acudiría a los tribunales porque he leído el encabezamiento del documento y es una coacción en toda regla. Con una máscara se atreven a todo; es un chantaje vil. Además, ¿cómo han conseguido esa cantidad de información? y ¿por dónde está circulando ahora mismo?», declara. Desde el Albaicín, en Granada, el director de orquesta Pablo Heras-Casado se echa las manos a la cabeza: «Mi generosidad como artista es total, pero no apoyo la ‘‘piratería''. Estamos ante sentencias y amenazas puramente terroristas, tienen esos tintes. Me parece que democráticamente es peligrosísimo y que no se debe permitir». Ante la pregunta de si emprendería acciones legales es rotundo: «Sí, no sólo si el ataque fuera hacia mí, sino si se dirigiera a cualquiera de los míos», apostilla. Desde una productora «fichada» por el colectivo que se esconde tras la máscara (y que pide que no se revele su nombre) han dado un paso más al acudir ayer a denunciar el hecho ante la Policía: «No paramos de recibir correos y llamadas insultantes que nos ponen verdes y es absolutamente intolerable». No se van a quedar de brazos cruzados, dicen, aunque estudian qué medidas legales tomar. «Hemos hablado con otros afectados, pero no de actuar conjuntamente. Vamos a ver qué pasa y hacia dónde se dirige la marea, aunque lo que ha sucedido es bastante peligroso. No es ni justo ni tolerable que nos insulten y nuestra intimidad esté expuesta a cualquiera». Actuarán con calma «porque es muy fácil calentarse», aseguran, pero «con independencia de que sea en esta profesión, es un acoso en toda regla». Otras personas en el punto de mira de Anonymous estudian tanto denunciar como emprender otro tipo de acciones. El director de teatro Juan Carlos Pérez de la Fuente se muestra tan incrédulo como perplejo ante lo que califica de «juego muy sucio. Con lo que nos cuesta sacar adelante el trabajo cómo para aceptar un chantaje así. Si quieren decir algo que lo hagan a cara descubierta; si no, mejor es callarse. Llegados a este punto la Fiscalía tendría que poder emprender acciones. Yo recurriría a los tribunales, porque la vida privada es sagrada», expone.

Para el escritor Lorenzo Silva, «lamentablemente no es tan difícil acceder a los datos, porque muchos los publican hasta los organismos oficiales de forma poco cuidadosa», pero, al margen de eso, el patrón de comportamiento del grupo de «hackers» «que dice moverse por la libertad, es todo lo contrario de respetar la libertad, porque el objetivo es coaccionar», asegura. «Stieg Larson describe una práctica similar con los nazis suecos, que hacían públicos los datos de los que les denunciaban», explica el escritor. «No es un camino que llegue lejos».

 

Megaupload: 5.000 afectados en España
El próximo jueves, el FBI comenzará a borrar los datos depositados en Megaupload. Cientos de personas se verán afectadss por esta decisión. De hecho se están interponiendo medidas para compensar a los usuarios. Muchas personas tenían contratadas cuentas en esta página. Pagaban por guardar información en ella. Carmen Gutiérrez Labrador, del bufete de abogados Gutiérrez Labrador, asegura que en España ya han alcanzado la cifra de 5.000 personas dispuestas a interponer una demanda por estos daños. Sobre todo son internautas que tenían cuentas «premium» (cuyo precio iba de 30 euros al semestre hasta los 500). «La reclamación –se asegura desde este despacho– tiene dos partes. La que exige la devolución por la parte no consumida de esas cuentas; y la que pide una compensación por el material que se ha depositado en ellas. Será una indemnización según establece la jurisprudencia». De momento, estas denuncias se están cursando en tribunales españoles, porque se pagaban a través de bancos y de ordenadores nacionales. Eso facilita la tarea. La demanda afecta directamente a Kim Dotcom (en la imagen). Pero, parece, que hay seguros de por medio y puede que se alcance al final un acuerdo.