Un bucólico Strauss en el Liceo

La ópera «Daphne» de Richard Strauss, compuesta en el año 1937, no es de las más apreciadas del compositor; probablemente, su temática clásica de carácter bucólico con las peripecias de Daphne, el dios Apolo y el pastor Leukippos no posea la trascendencia de otros títulos mucho más consagrados de su primera etapa o de libreto más actual como su obra póstuma «Capriccio» (1941). El interés especial de esta presentación en versión de concierto era la presencia en el escenario del Gran Teatro del Liceo de la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña (OBC) bajo la batuta de su director titular, Pablo González, junto a un cuidado reparto internacional.

Tormentas yu clímax sonoros
La ópera, en un solo acto de algo más de una hora y media de duración, contiene todos los ingredientes de la madurez compositiva de Richard Strauss. A pesar de su carácter bucólico, hay un interesante drama humano sobre un tejido instrumental importante con profusión de instrumentos de cuerda, metales y percusión. Todo ello adobado con una serie de tormentas y clímax sonoros a cargo del dios Apolo y su devenir por la tierra. El protagonista no es otro que la joven Daphne, un personaje que requiere de una soprano con cuerpo capaz de superar a la orquesta y mantener su canto con autoridad y solvencia, cosa que la ya experimentada Ricarda Merbeth superó con gran eficacia a pesar de la extensión y dificultad de su parte, por lo que recibió los mayores aplausos de la velada. El Apollo de Lance Ryan fue otro de los logros de este reparto, ya que se trata también de un personaje de enorme dificultad canora y presentó una voz de tenor con tintes dramáticos de bastante solvencia y amplios recursos musicales.
Por su parte, el Leukippos del tenor Jörg Schneider fue toda una sorpresa gracias a un timbre muy adecuado de bello color y bastante homogéneo en todo el registro. En cuanto a la pareja formada por el bajo Robert Holl como un noble y musical Peneios y la excelente contralto Janina Baeche en el papel de Gaea fue todo un acierto por la excelencia y calidad de un registro bajo, en ambos casos extraordinario. Muy acorde a la calidad del reparto.
Aunque hubo algunos escasos desajustes en los vientos durante los primeros compases de esta ópera en versión de concierto, la OBC fue paulatinamente ganando consistencia y demostrando su calidad y conjunción gracias a una dirección muy destacada de Pablo González, expresiva y rica en matices, sin olvidar tampoco al Coro masculino del Liceo en una de las mejores aportaciones de la temporada.