Cataluña
Mira por dónde por Toni Bolaño
Mira por dónde. Mas en 1977 se llamaba Arturo. Aún no se había cambiado el nombre. No lo hizo hasta 2003, cuando fue candidato por primera vez a la Generalitat. Tampoco fue a la manifestación de ese año 77.
Según él mismo reconoce, en una entrevista publicada en «La Vanguardia» en el año 2006, no reclamó el Estatut –ni tampoco la libertad ni la amnistía– porque «estaba estudiando». No le pareció importante asistir. Más bien, «pasó» de la «mani». Estaba por otras cosas.
Esta actitud contrasta con el entusiasmo sobrevenido que le inspira la manifestación independentista del 11-S. Tanto, que no duda en pedir el voto en las elecciones del 25-N con la alegoría independentista de fondo. Los que no asistieron a la manifestación parece que no tienen la condición de «buenos catalanes» para votar. El vídeo electoral no deja de ser una burda manipulación partidista pagada con dinero público.
Es el estilo que busca en la épica emoción sentimental para ocultar la cruda realidad. Es el estilo de Mas cuando dice que «las fronteras tradicionales de Europa son una pieza de museo». Sorprende esta afirmación porque ningún país ha planteado hacer dejación de su soberanía. Es más, Francia y Dinamarca cerraron fronteras hace un año. Ejercieron su derecho de soberanía nacional a pesar de las críticas de la UE. Por cierto, ya que hablamos de Europa, la vicepresidenta Viviane Reding ha dicho taxativamente que una hipotética Cataluña independiente se quedaría en tierra de nadie, fuera de la UE. Tendría que pedir el ingreso y cumplir las condiciones de acceso. Difícil papeleta, sin duda, eso de reingresar sin cumplir los requisitos.
¿Fronteras?, «haberlas haylas». Sino que se lo digan al capital. Algunas empresas han decidido crear sociedades instrumentales con sede en Madrid saliéndose (por la puerta de atrás) del territorio en el que operaban habitualmente. Cataluña por ejemplo. Otras no dejan de alertar de que el proceso tendrá consecuencias a medio y largo plazo. Dicen que estos movimientos nada tienen que ver con la situación política. Que son rumores incitados por aquellos que sólo ponen palos en las ruedas al movimiento secesionista porque es imparable. Sin embargo, la excusa me recuerda el recurrente «piensa mal y acertarás». Está claro que el dinero no quiere ni incertidumbre ni ruido. Por cierto, casualidad o no, alguna junta de accionistas está convocada para el 26 de noviembre, el día después de las elecciones autonómicas catalanas. Mira por dónde.
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