Salamanca

Éramos tan «fashion»

La Razón
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Qué agitación en la «reentré» capitalina, cuánto barullo, que desparrame existencial en los dos Madriles, en esta Babilonia dividida donde se puede combinar lo ideal con la ideología! La otra tarde, sin ir más lejos, uno podía elegir entre la aglomeración carnal sindicalista que atiborraba el Palacio de los Deportes, aspirando esencias de sobaquina y sudor obrero, o los apretujones y el pisotón con tacón de aguja entre efluvios de axilas perfumadas con los mejores aromas de las marcas más exclusivas.

La gente bien del Barrio de Salamanca se animó a reivindicarse después de las vacaciones «Lo de Marbella ha sido lo más…», en una especie de renacimiento espiritual y reestreno material de la calle de Serrano como crisol y símbolo del Gran Mundo urbano y evocación de los placeres del lujo. El propio alcalde se lo tomó como una inauguración a todo plan del nuevo paisaje tras las pertinaces obras que han tenido tanto tiempo la zona con aspecto de paraje devastado. No hay socavón que no pueda disimularse tirando de moqueta roja, ni mal recuerdo que no pueda esfumarse con vino espumoso a go-gó. Contando con las tiendas exquisitas del barrio (las que han sobrevivido a la debacle) que organizaron con entusiasmo sus respectivos cócteles como casetas de feria de las vanidades.

Merendar en Tiffany's
Abrieron desde la tele el reclamo de que cualquier ciudadano podía acercarse como un simple inmortal a merendar en Tiffany's y otros sibaritismos. Claro que sí, para amontonarse en colas y servir al fin y al cabo de público para contemplar a los divinos del Foro mirarse y empinar el codo a pie de calle, que soplar Möet no es lo mismo que hacer botellón. Me recordaba otros tiempos, cuando oías frases como «¿Pero tú eres sólo VIP? Para pasar el cordón tienes que ser MegaVip, o como poco ExtraVip». A mí me da que tantas excavaciones por parte de Gallardón han sido sólo para rescatar a las señoras y niñas de Serrano. ¿Pero hubo alguna vez tanta gente rica como nos quieren hacer creer por todas partes? Me temo que la otra tarde había más aforo entre los sindicalistas rugientes que atestaban el ruedo.