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La Razón
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Sevilla sin Semana Santa no sería Sevilla, sería otra cosa, otra vida. Nos estamos preparando desde enero. Empezamos a oír los tambores lejanos que anuncian que lo más grande está por llegar. Sin duda, la inauguración de ese tiempo que tanto se ha esperado, este año más que nunca, casi trece meses, por fin ha llegado. Hoy desde por la mañana habrá muchas visitas a las iglesias, donde los pasos ya están casi a punto, nunca mejor dicho, con la etiqueta que requiere la fecha, hay que ponerse el traje de los domingos y encaminarse al acto solemne de apertura de la Semana Santa 2011: el pregón. Antes de éste, que es el oficial, casi todos llevamos bastantes pregones a la espalda. Cada vez hay más hermandades y entidades que montan su pregón. No hay problemas en esta tierra, todos llevamos un pregonero dormido, muchos lo llevan siempre despierto, esperando que les llegue su día. Aquí hay más pregoneros que jóvenes en los casting de «Se llama copla». Para este periódico, el Domingo de Pasión tiene motivos especiales para el recuerdo, fue precisamente un domingo como éste en el que salió a la calle como «LA RAZÓN de Sevilla». Recuerdo con inmensa alegría cómo se repartía el primer número a la salida del Maestranza. A partir de hoy pediremos al cielo que el tiempo se pare, que nos quedemos en esta especie de aperitivo, porque cuando llegue el Domingo de Ramos, la comida tan ansiada, prácticamente la devoraremos y, de pronto, sin saber cómo, te ves una vez más detrás del Resucitado. Y otra vez la larga espera.