Actualidad

Mala educación por Toni Bolaño

La Razón
La RazónLa Razón

«Escucha, muchacha, compórtate» le ha espetado Jordi Pujol, ex presidente de la Generalitat, a la líder del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho. En el mundo nacionalista levanta ampollas que el PP quiera cobrarse públicamente sus apoyos al gobierno nacionalista. No están acostumbrados. Por eso, la ponen de vuelta y media. Como no les baila el agua y les afea las trampas en los presupuestos, es vanidosa. 24 horas después del acuerdo presupuestario, el Gobierno reconoció que los números no servían. Se calcularon con un crecimiento del 0,8%. La realidad, decrecimiento del 0,4% en el último trimestre de 2012. Sánchez Camacho puso el grito en el cielo. Se desayunó con una desagradable sorpresa. Un nuevo recorte en la paga extra de junio para los funcionarios. Dio un puñetazo en la mesa. Además, de regalo, vio cómo en la Ley de Acompañamiento las entidades nacionalistas no veían recortadas sus subvenciones. Las críticas a Sánchez Camacho subieron de tono.

Para los nacionalistas, pactar con el PP es una necesidad para seguir adelante. No encuentran ningún otro socio. Nadie más quiere apoyar los recortes. El problema de fondo no es pactar, es que el pacto se conozca. A CiU le gustaría que el PP estuviera calladito, sumiso, y no metiera el dedo en la herida porque para muchos votantes nacionalistas pactar con los populares es vergonzante, un pacto «contra natura». A CiU le encantaría que el PP se prestara a discusiones de carácter nacional en público. Así los electores de unos y otros estarían cómodos en la greña y se olvidarían de los acuerdos.

Camacho se encuentra a gusto en este cuadrilátero, pero también quiere poner en valor su papel de apoyo al Gobierno. Con la paciencia agotada, los nacionalistas han sacado del armario a Jordi Pujol para que la riña en público. Y lo ha hecho en la televisión pública catalana. Allí recriminó su comportamiento a la líder popular. Lo hizo con poco respeto institucional porque la «muchacha» es diputada electa. Eso también se llama mala educación. Si sigue así la dirigente popular el ex presidente le puede espetar cosas peores, en su locuaz estilo. En 1992, en una ejecutiva de Convergència Democrática, el icono del comportamiento ejemplar dijo: «A los socialistas me los enviáis a la mierda de dos en dos». Ojo, doña Alicia, que está haciendo méritos.