En el País Vasco nos conocemos todos

«Yo sigo», como aquel humorista que hizo reír a los españoles en los setenta («Felipito Tacatún», Joe Rígoli), el lendakari Patxi López, en un gesto que hay que analizar con la seriedad que requiere el momento, dio a entender ayer que no piensa adelantar las elecciones autonómicas, que le reclamó el lunes el dirigente del Partido Popular vasco, Antonio Basagoiti. A diferencia de aquel humorista, un gran profesional de la sonrisa, la comparecencia del político socialista tenía el patetismo del que se sabe perdedor (salvo que tenga en la cabeza extrañas alianzas, que todo es posible después de lo ocurrido durante 2011 con el famoso «proceso») y trata de retorcer el tiempo, como si el minutero se pudiera parar y esconder el calendario en el desván. López, que es vizcaíno de Portugalete, se cree un gran analista de la realidad, jaleado por su inseparable «mariachi» Jesús Eguiguren. Rentabilizar es el verbo que tienen en la cabeza pero, ¡ah, se siente! (repetía otro inolvidable humorista), ya es tarde. Como decía Javier Arzallus, en el País Vasco nos conocemos todos.