Crítica de libros
Existe el hombre multiorgásmico
Gracias al sexo tántrico, algunos pueden experimentar, no sólo varios orgasmos antes de «llegar», sino también tener varias eyaculaciones en el mismo coito sin perder la erección
Los hombres siempre han parecido tener ventaja en la búsqueda del orgasmo y de la satisfacción sexual, pero desde que muchas mujeres conocieron su capacidad multiorgásmica, parecen haber adelantado al género masculino en esta carrera por el placer.
Ya a finales de los años 80 se planteó esta duda, y los doctores William Hartman y Marilyn Fithian realizaron un estudio en el que aseguraron que el 12 por ciento de los varones tenía capacidad para alcanzar el multiorgasmo. Y en realidad, tal como recuerda Manuel Lucas Matheu, presidente de la Sociedad Española de Intervención en Sexología (SEIS) y Delegado provincial de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, «no es tan diferente la respuesta masculina de la femenina».
La principal diferencia está en el llamado periodo refractario, que tal como aclara el urólogo Ignacio Moncada, presidente de la Asociación Española para la Salud Sexual (AESS), «se refiere al tiempo en que uno, después de una eyaculación y un orgasmo, tiene que esperar para tener otro», por lo que resulta la principal barrera en busca el ansiado multiorgasmo. Se lleva lo orientalCuando se habla del hombre multiogársmico, suele hablarse del hombre tántrico, y es que los métodos orientales que buscan separar la eyaculación del orgasmo cada vez tienen más adeptos, y es fácil encontrar información al respecto en libros y páginas de internet. Esta separación «podría ser posible –aclara el urólogo–, aunque normalmente va asociado, desde el punto de vista físico y orgánico dependen de dos centros separados».
Estas prácticas, que apuestan por buscar el placer primero en solitario y después en pareja, presumen de ofrecer grandes efectos beneficiosos para la salud, incluso el de alargar la vida al no perder tantas energías en la «petite mort» que supone para el hombre la eyaculación. Sin embargo, otros expertos afirman que puede causar problemas incluso de próstata, debido a que la retención de la eyaculación le supone una hiperestimulación. Lucas opina a este respecto que «si no se hace de forma continuada y prolongada, no tiene por qué ser perjudicial». Sin embargo, Moncada habla de posibles problemas como la congestión pélvica, «el sexo tántrico me parece algo poco natural, no es una respuesta fisiológica».MultieyaculaciónDe lo que se habla menos, por su baja frecuencia entre los hombres, es de la capacidad de tener más de una eyaculación en un mismo coito sin perder la erección. Esto es hablar, no sólo de multiorgasmo, si no de multieyaculación. Tal como dice Moncada, «puede ser, pero no es la respuesta normal. Es casi anecdótico».
Aún así, según Lucas, «existen hombres que cuando están excitados, en una situación novedosa o especial, por ejemplo, puede ocurrir que no pierdan la erección, sino que ésta continúe puedan volver a eyacular otra vez». Sin embargo, esta situación no es algo que se pueda generalizar, sino que suele ser más bien una situación circunstancial, pero sí es cierto que hay individuos que son capaces de vivir habitualmente este tipo de experiencia. De hecho, «hay sujetos que para esto tienen más facilidad que otros, es decir, no es algo tan infrecuente», recalca el presidente del SEIS.
Para volver a conseguir una nueva eyaculación, aparte de contar con unas buenas condiciones físicas para poder aguantar el esfuerzo, también hay que seguir estimulando sexualmente al hombre, pero sin forzar la fricción sobre el pene. El motivo radica en que puede llegar a ser verdaderamente molesto tras una primera eyaculación, por lo que resulta preferible continuar realizando movimientos que presionen al pene dentro de la vagina.
Así, David, un joven de 26 años de edad, afirma que «cuando vuelvo a eyacular después de haberlo hecho una primera vez, los orgasmos vienen sin avisar, son más fuertes y también más cortos que el primero».
Otro factor que resulta fundamental en la respuesta sexual, es el de la edad, ya que los jóvenes tienen una mayor capacidad para poder reponerse tras la eyaculación. «Existen distintas posibilidades y variaciones dentro de la normalidad, pero, por norma general, el periodo refractario suele ser más corto en los individuos más jóvenes y, por el contrario, se va alargando con la edad», dice Moncada. Por su parte, Lucas añade que «la juventud hace que la respuesta sexual sea más intensa, pero esto no quiere decir, ni mucho menos, que los mayores no puedan responder también. Sí que pueden, aunque posiblemente no con esa intensidad con la que lo hacen los más jóvenes. En la respuesta sexual influye el estado emocional y el mejor afrodisíaco es el amor».
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