Open de Australia
Federer cuando y como quiere
En apenas 20 minutos, Roger Federer encarriló su estreno en el Torneo de Maestros. Como si fuera la continuación de la reciente final del Masters 1.000 de París-Berçy, Tsonga se vio desbordado y cedió la primera manga por 6-2. Un rato de despiste permitió rehacerse al francés, pero la insurrección no fue más allá. Federer emprendió el camino hacia su sexta corona de maestro con un triunfo en una hora y 28 minutos por 6-2, 2-6 y 6-4.
Tsonga es capaz de acabar con buena parte de sus rivales en el circuito con poco más que su servicio. Si le funciona el primer saque, pocos encuentran respuesta. Ante Federer con eso no vale, aunque, durante el segundo set, al suizo se le aparecieran algunos fantasmas que le hicieron recordar la derrota en cuartos de final del último Wimbledon. «Me vino a la mente aquel partido, porque durante algunos momentos no tuve muchas oportunidades durante su servicio», comentó en las tripas del 02 londinense después de la victoria.
La experiencia y la confianza en su tenis le permiten a Federer olvidarse del partido cuando cree conveniente y regresar a él cuando lo considera oportuno. Al comprobar que el segundo set se torcía, decidió ausentarse, que Tsonga disfrutara de su momento de gloria mientras él reservaba fuerzas para el tercero. Nada nuevo. En el momento decisivo del tecer set, con Tsonga sirviendo para el cinco iguales en el décimo juego, Federer apretó. Se encontró con tres bolas de partido y lo cerró sin dificultades. Su análisis no pudo ser más certero: «Todo sucedió exactamente del modo que esperaba que fuera». Desesperante para los rivales. Lo mismo que lleva haciendo durante años.
Era lo que esperaban los 20.000 aficionados. Tsonga reveló el clima que inunda el 02 con los ocho mejores jugadores del mundo. «La superficie está bien, es rápida. Es una pista muy buena, aunque todo el mundo en la grada iba con Roger». Al menos hasta que Andy Murray se mida hoy con David Ferrer.
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