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Rajoy y Zapatero cierran el traspaso
MADRID- Mariano Rajoy cruzó ayer su último Rubicón antes de su investidura con la solemnización en el Palacio de la Moncloa del final del proceso de traspasos. Una hora y cuarenta minutos de conversación con el presidente en funciones, José Luis Rodríguez Zapatero, que, según ha anticipado el propio líder del PP, tendrán continuidad una vez él sea ya el jefe del Ejecutivo. En su última visita a Palacio antes de hacerlo como presidente del Gobierno, Rajoy tuvo que desplazarse en el coche de su escolta porque el suyo sufrió por la mañana un percance mecánico.
Del diálogo de sordos que los dos políticos han mantenido durante prácticamente los últimos cuatro años han pasado en estos días finales de mandato socialista a entenderse más de lo que parece que Zapatero se entiende, por ejemplo, con la plana mayor de su partido. Según fuentes oficiales, Rajoy aprovechó la reunión para interesarse por algunas cuestiones puntuales, a partir de la información que ha recibido de la comisión negociadora del relevo, y el clima fue cordial y bueno, como lo viene siendo prácticamente desde que ambos pactaron de urgencia a finales del verano la reforma constitucional para fijar por ley el techo de gasto de todas las administraciones territoriales.
Rajoy ya tiene armado el discurso de investidura, sobre el que ha estado trabajando en estos días con su consejero de cabecera, el sociólogo Pedro Arriola, y este fin de semana se dedicará de lleno a este asunto. El procedimiento que ha seguido es el mismo que ha venido aplicando en la oposición ante los debates del Estado de la Nación o ante cualquier otra cita parlamentaria de relieve: se ha hecho con informes y documentación exhaustiva, al detalle, y sus dos principales apoyos han sido Soraya Sáenz de Santamaría –coordinadora además del proceso de traspasos– y Arriola. Como siempre, él será el que le dé el último toque al discurso que pronunciará el lunes ante el Congreso.
Desde las elecciones también ha trabajado en la elaboración de la nueva estructura del Gobierno y en la colocación de sus «piezas» en la misma. Ahora bien, también en relación a la composición de su Ejecutivo actuará como ha hecho con los nombramientos parlamentarios y no desvelará nada, ni siquiera a los más directamente afectados, hasta el último momento. Es decir, que los elegidos se enterarán previsiblemente entre el día 22 y el día 23, sin descartarse en el entorno de Rajoy alguna excepción circunstancial.
El presidente del Congreso, Jesús Posada, convocó ayer formalmente el pleno de investidura del nuevo presidente del Gobierno tras cerrar la liturgia establecida con la comunicación al Rey de que la propuesta es la del líder del PP, Mariano Rajoy. A las doce de la mañana del lunes comenzará la sesión con la lectura, por parte de uno de los secretarios de la Mesa del Cámara, de la propuesta. Será Rajoy quien entonces suba a la tribuna y por tiempo ilimitado exponga su programa de gobierno y pida el apoyo de los partidos con representación parlamentaria.
Cese de Conde-Pumpido
El Gabinete de Zapatero aprobó ayer, en su último Consejo de Ministros, el cese de Cándido Conde-Pumpido como fiscal general del Estado a petición propia. de esta manera, Pumpido adelanta una semana su salida de la Fiscalía. El Estatuto Orgánico del Ministerio Público establece, en su artículo 31, que el mandato del fiscal general concluye «cuando cese el Gobierno que lo hubiera propuesto». Hasta que el Gobierno de Rajoy proponga la designación de su sustituto, será el teniente fiscal del Tribunal Supremo, Juan José Martín Casallo, quien esté al frente del Ministerio Público. El nuevo fiscal general deberá contar con el dictamen favorable del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y comparecer ante la Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados.
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