Historia

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El sarao

La Razón
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La otra noche, que lo sepan Vds., fui a la presentación del libro de Rajoy y me dejaron entrar y todo. Previamente, eso sí, me había acreditado para poder sentarme al fondo de la sala, como corresponde a mi pelagrera fama profesional y a mi consideración en los hoteles de postín, pero que es un lugar fabuloso desde donde todo se ve de lejos y que te aporta la perspectiva suficiente para contemplar al personal desplegando su plumaje. Llegó Rajoy el último y en la foto «finish» casi le gana Aznar, que ya saben Vds. que no esconde, que le mola dar que hablar. Yo veo a Aznar y ya me lo imagino siempre en pareo, en la cubierta de un barco, asomando musculillos, así que al rato me descubrí suspirando junto a dos rendidas canaperas gorronas. Llegó Rajoy a presentar su libro, y he de decirles que yo me he leído el libro de Rajoy, que es mucho más de lo que pueden decir la casi totalidad de los correligionarios del autor (o por lo menos, del que aparece como tal) que estaban presentes.
El libro «En confianza» es, en confianza también, cualquier cosa menos espeluznante. Vds. lo van a poder leer por las noches sin temor a no pegar ojo luego y lo pueden dejar también a sus hijos sin miedo a que se trastornen. Como era de esperar, una cosa es el libro de Mariano y otra, la presentación que hizo Mariano de su libro, donde volvió a ofrecer algunos destellos de retranca y algunas ironías que le descubren como un tipo listo, con gracia y con un sentido del humor que le saca siempre favorecido. Claro que, más que a Rajoy, la otra noche había que ir a ver, sobre todo, al acompañamiento, entre los que destacaban varios periodistas que se notan ya directores de TVE y decenas de afines a la causa con ganas de membrete. También estaba Alfonso Ussía, que no es ni una cosa ni la otra, y que ni se ha leído el libro ni llegó a tiempo de escuchar a Rajoy, pero que tuvo la brillante idea de escapar mientras me encasquetaba a un amigo suyo con ademanes de Arturo Fernández. Pude observar también el elegante color ala de cuervo que luce en su pelo Carlos Floriano, el estudiadísimo donaire seductor de González Pons, el momento «estoy que lo rompo» de Moragas, la trascendente pose de Gallardón (siempre como si acabara de descubrir algo que los demás no saben), y el gesto de francotiradora de Esperanza Aguirre, que acababa de contraprogramar y volver a liarla parda. Ahora bien, si hay una estrella emergente en el mundo populín, esa estrella se llama José Antonio Monago, presidente de Extremadura, que parece que da sombra y comienza a tener a sus propios arrimados. Majete y educado. Que le dure. Y que viva Rita Barberá y su armario rojiblanco.