Lyon
El Madrid acaba con la leyenda
El Olympique ha dejado de ser la bestia negra del Madrid; los zarpazos del Lyon ya no producen aquellos desgarros, heridas mortales que apartaban una temporada tras otra a los madridistas del sueño continental
Mourinho lo ha domado aprovechando, también, el cambio de ciclo en el equipo francés y la consolidación del suyo, que, según parece, es mejor el segundo año que el primero. El Gerland ha dejado de ser un muro infranqueable. Dos tantos de Cristiano Ronaldo, uno de falta y otro de penalti, dos goles a balón parado, uno en cada tiempo, han puesto las cosas en su sitio. Antes, el Madrid parecía mejor que el Olympique, ahora, además, lo demuestra. La Leyenda del OL duerme el sueño de los justos.
El pasado 22 de febrero, durante el habitual partido del Madrid con el Olympique de Lyon en Liga de Campeones, que terminó empate a uno, el gol madridista lo hizo Benzema, fue el 0-1. En el palco, Florentino Pérez lo celebró de pie con los brazos en alto. Había marcado Karim Benzema, su jugador, y la maldición del Gerland se tambaleaba. El gesto del presidente resultó ser el paradigma de la felicidad, que, como dijo Molière, «ininterrumpida, aburre: debe tener alternativas».
Durante los tres años anteriores, hasta febrero de 2011, el Lyon «aburrió» al Madrid con una victoria tras otra (3-0, 2-0 y 1-0); con el 1-1 empezó a dejar de ser feliz o, lo que es igual, la dicha empezó a repartirse y el presidente del Olympique, Jean-Michel Aulas, quizá pensó en aquella sentencia de Charmesse al cumplirse su ciclo: «La felicidad está más con el pobre, que considera que tiene bastante, que con el rico, que nunca se da por satisfecho». Pero esto en fútbol no ocurre. Las victorias no agotan, cada título es un bálsamo contra el cansancio y el hambre de triunfos, eso que Mourinho ha inoculado a sus jugadores, hace todo lo demás.
Al OL se le ha pasado el arroz, o ya no está a la altura del Madrid, aunque de cuando en cuando amague un latigazo. Al principio no le dejó que hiciera su juego, ese que tan buenos resultados produce en la Liga, cuando doblega la resistencia del rival en la primera media hora. Hubo más intercambio de golpes que de fútbol, hasta que Lloris dejó de ser un testigo. Cristiano Ronaldo tiró y no tuvo dificultades para detener el chut. Le costó más desviar el zurdazo de Benzema, solo delante de él.
Benzema dejó un cerro de millones en el Olympique y, sin embargo, el público que lo tuvo como un icono ahora le desprecia, le protesta y le grita en cada toque de balón. Karim ni se inmuta; su único problema fue que todas las veces que disparó lo hizo con la zurda, y es fundamentalmente diestro. Pero jugó bien, protagonizó ocasiones claras y produjo otras también diáfanas, para Di María, para Özil, para Cristiano, quien se sirvió de una falta en la frontal que le hicieron a él para elevar el 0-1. Tiró bien la falta, fuerte y colocado... por donde se abrió la barrera. El Olympique respondió con algún arranque de orgullo que Casillas, siempre atento, frenó en seco.
Terminada la primera parte, el anfitrión sólo perdía por un gol. Tuvo mucha suerte y encaró el segundo tiempo con más vigor y más confianza, consciente de que al Madrid se le enciende la reserva en las segundas partes.
Los cambios provocados por las lesiones (Lass por Arbeloa, Coentrao por Marcelo y Özil por Kaká) no lastraron el juego del Madrid, que tiene recambios de garantías. Lo que había que constatar ahora, tras el descanso, era el aguante físico de los gladiadores de Mourinho. Coentrao flojeó y entró Albiol, al lateral derecho, y Lass, al izquierdo. Sergio Ramos es tan bueno de central que su entrenador lo mantiene ahí. Es un seguro que aporta toneladas de aplomo entre sus compañeros de zaga.
Qué no pagaría el Olympique por un defensa así, por tener a Ramos en lugar de a Dabo, que hizo un penalti absurdo a Cristiano que el árbitro no tuvo más remedio que señalar y Ronaldo, meterlo. Con este gol, el portugués suma 101 –dice él– con el Madrid. Con este triunfo que ya parecía evidente a 20 minutos del final, «Mou» iguala las victorias del mítico Miguel Muñoz (56) en 75 partidos. El Barça bate récords, el Madrid no se queda atrás.
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