Médicos
Cuando salvar la vida de un nieto cuesta un riñón
«Le dije a Kevin que yo tenía dos órganos: uno ‘‘pa ti'' y otro ‘‘pa mí''»
Los dos tienen el mismo grupo sanguíneo: el cero, y eso es precisamente lo que ha permitido el «milagro» de que un abuelo de 49 años, Francisco Moreno, puediera «dar vida» a su nieto Kevin, de cinco años, al donarle un riñón que le fue trasplantado con éxito el pasado miércoles en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Se trata del décimo trasplante de donante vivo de riñón que se practica en este centro hospitalario en lo que va de año y el quinto a un niño.
Kevin padecía desde su nacimiento una insuficiencia renal crónica y ya durante el embarazo sufrió una cirugía fetal por un problema de vejiga. Nada más nacer, los médicos comprobaron que ninguno de los dos riñones funcionaban.
Ir a la piscina sin sonda
«Mi niño llevaba todos los días una sonda en la barriga, tenía que pincharse cada noche la hormona de crecimiento, sus huesecitos estaban débiles, incluso tenía la mano un poco deformada, no podía andar ni cinco metros porque ya estaba cansado...). Apenas probaba la comida, de hecho no sabe lo que es comer un plato de comida en condiciones y está chiquito para su edad», manifestó su madre, Alexandra Corretge. Pero ahora la operación supone un cambio radical para la vida de Kevin. «Mi hijo sueña con que le quiten la sonda de la barriga para ir a la piscina, con ir al parque a jugar todo el tiempo que él quiera sin cansarse y ahora tendrá una vida normal. Adoro a mi niño, me siento orgullosa de él, que es el más fuerte del mundo, con todo lo que ha padecido...». También se siente muy orgullosa de su suegro. «No puedo expresar con palabras el agradecimiento que siento porque se ha arriesgado a pasar por una operación y ahora su cuerpo se tendrá que acostumbrar a vivir con un riñón. Incluso se arriesga a que si el suyo falla se queda sin ninguno».
No obstante, las primeras 48 horas, las más críticas para una intervención de estas características, han transcurrido con absoluta normalidad. El abuelo del niño, Francisco Moreno, evoluciona favorablemente. Ayer se mostró orgulloso de haber cambiado la vida de su nieto, condenado a una máquina de diálisis de no haber sido trasplantado. «El chico, con cinco añitos, poco me dice; él sabe que le hemos donado un riñón, porque yo le decía que yo tenía dos: uno ‘‘pa mí'' y otro ‘‘pa ti'' y él se ha quedado con la coplilla esa: uno ‘‘pa ti'' y otro ‘‘pa mí"», relató Francisco a los periodistas.
Un órgano para 25 años
El riñón que ha recibido Kevin no será para toda la vida. Si todo transcurre sin complicaciones, le permitirá desarrollar una vida normal durante 25 años. Después tendrá que someterse a un nuevo trasplante. «Pero cuando Kevin tenga 30 años ya será un hombre, pensaremos de forma diferente y quién sabe si la ciencia tendrá otras soluciones», dice su madre.
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