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Madrileñas al poder
Cristina Cifuentes completa el trío de mujeres que por primera vez asumirá el mando de la Comunidad. Amadrinada por la vicepresidenta, la nueva delegada del Gobierno prometió «diálogo desde la firmeza de la ley»
MADRID- No cabía un alfiler. El salón de columnas del Palacio de los Marqueses de Borghetto, sede de la Delegación del Gobierno en Madrid, se quedó pequeño para acoger a las más de 200 personas que no quisieron perderse la toma de posesión de Cristina Cifuentes. El multitudinario acto –el más concurrido que se recuerda en la toma de posesión de un delegado del Gobierno en la región– viene a reflejar el unánime aplauso que ha suscitado su nombramiento, tanto por sus compañeros de partido como por sus adversarios políticos. «Veo a muchos amigos y compañeros por aquí», reconoció nada más jurar su cargo. Aunque Cifuentes lleva 20 años dedicada a la política madrileña, ayer comenzó a desempeñar un cargo que, según sus propias palabras, supone «la culminación a una trayectoria de servicio público».
Con su nombramiento, la Comunidad de Madrid se convierte en la única región española con tres mujeres al mando de los puestos más relevantes en política: delegada del Gobierno, presidenta autonómica y alcaldesa de capital de provincia. Tres mujeres que, además, han llegado a su cargo por méritos propios, lo que demuestra que en la política regional madrileña no haría falta aplicar ninguna ley de igualdad.
La pionera en alcanzar la presidencia de una comunidad fue Esperanza Aguirre que, durante ocho años (desde 2003 a 2011), fue la única mujer que alcanzó este cargo en España. Aguirre «abrió la veda» y parece que creó tendencia porque en las pasadas elecciones autonómicas y municipales, además de volver a revalidar su mandato –con mayoría absoluta y por tercera vez consecutiva–, los ciudadanos dijeron en las urnas que querían a otras tres mujeres al frente de sus autonomías: Luisa Fernanda Rudi en Aragón (PP), Yolanda Barcina en Navarra (UPN) y María Dolores de Cospedal con el timón de Castilla-La Mancha (PP).
También Soraya Sáenz de Santamaría (la mujer con más poder en el Gobierno central) estuvo ayer presente en la toma de posesión de Cifuentes y completó la primera línea de personalidades en una fila de zapatos de tacón y faldas. La vicepresidenta de España destacó la «sana obsesión» de la delegada por «trasladar lo que piensa a los ciudadanos a través de las redes sociales» y la importancia de la tarea de los representantes regionales del Gobierno de «conectar» con los ciudadanos y viceversa.
La tercera mujer «poderosa» en Madrid fue la penúltima en llegar a su cargo. Tras el nombramiento de Alberto Ruiz-Gallardón como ministro de Justicia (el ex alcalde también estuvo ayer en la calle Miguel Ángel), la número dos del Ayuntamiento de Madrid se conviertió en la primera alcaldesa de la capital. Pese a los méritos de todas, ayer, la protagonista fue la mujer que ha completado este trío femenino de poder. Una veterana política que puede presumir de llevarse bien con sindicalistas (tiene muy buena relación con el representante de CC OO, Javier López; y de UGT, José Ricardo Martínez), con el portavoz regional de IU, Gregorio Gordo; con el presidente de la patronal madrileña, Arturo Fernández y, en realidad, prácticamente con todo el mundo por muy «rival» que sea.
Tras lamentar la pérdida de Manuel Fraga –de quien destacó haber marcado «la historia de España»– y agradecer la presencia a los antiguos delegados de Gobierno (empezando por la más reciente, Dolores Carrión, a quien ayer se la vio mucho más relejada), Cifuentes no se olvidó de mencionar en su discurso de toma de posesión a dos personas que para ella son un referente: Gallardón, con quien trabajó 16 años, y Aguirre, de quien dijo haber aprendido mucho y de la que es amiga personal. Pero si para alguien hubo un especial guiño cariñoso fue para su familia, sobre todo para sus padres, que, emocionados y agarrados de la mano, asistieron al momento más importante en la carrera política de su hija.
Los objetivos que se ha marcado Cifuentes son garantizar los derechos y libertades y el «cumplimiento de la Ley». Cifuentes recalcó que el «diálogo es el mejor instrumento para alcanzar los acuerdos para la imprescindible convivencia», pero aclaró que esa convivencia se garantizará «desde la firmeza de la Ley».
Entre los presentes en el acto de ayer estuvieron también el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz; varios secretarios de Estado que han sido sus compañeros en la Asamblea como Antonio Beteta o Engracia Hidalgo, algunos miembros del Gobierno de Aguirre como el vicepresidente, Ignacio González o la consejera Regina Pañiol y alcaldes de municipios madrileños; así como altos mandos de la Guardia Civil y la Policía Nacional y Municipal.
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