San Francisco

Valencia busca salir del letargo

Valencia busca salir del letargo
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VALENCIA- Lo que Valencia experimentó con el deporte de la vela fue un «amour fou». Pero aquel era desde el principio un romance con fecha de caducidad, así que el idilio apenas duró cuatro años, hasta que en 2010 el actual poseedor de la Copa América, el BMW Oracle de Larry Ellison, se fue con otra. Desde entonces, San Francisco (Estados Unidos) disfruta de la atención mediática, del patrocinio de potentes marcas comerciales y de las inversiones en infraestructuras que en justicia, según los representantes valencianos, le correspondían a la capital del Turia.

Y es que el dinero que hubiera movido una tercera edición de la competición náutica hubiera supuesto el acicate que la dársena necesita para recuperar el esplendor de la pre-crisis, más aún si se tiene en cuenta que las obras ya están hechas y que, por lo tanto, el coste de la reactivación -a falta de devolver el crédito ICO de 500 millones de euros-sería, inicialmente, insignificante.

Porque el limbo administrativo en el que el Consorcio -compuesto por Gobierno central, Ayuntamiento de Valencia y Generalitat- mantienen a la marina Juan Carlos I y las penurias económicas que golpean con especial dureza a la Comunitat, han provocado el abandono de la zona.

La alcaldesa Rita Barberá trata de evitar la agonía de unas instalaciones que fueron la envidia de muchas ciudades costeras y ha intentado reconvertirlas en un polo de atracción de «clusters» tecnológicos, pero de momento no se ha concretado ninguna operación ni se ha firmado ningún contrato.

Asimismo, esta misma semana, la Generalitat aportaba 1,4 millones de euros de su Plan Confianza para la apertura de tres cafeterías en la zona más próxima a la de los pescadores con la intención de que estén listas para la cita de junio de la Fórmula 1, el otro gran evento que comparte protagonismo portuario.

Pero mientras Valencia añora los tiempos del lujo que trajo la madre de todas las regatas, San Francisco pone rumbo a la 34 edición de la America's Cup, que se disputará en sus aguas del 7 al 22 de septiembre de 2013.

Para ello, su alcalde, Edwin M. Lee, al igual que hiciera Barberá en su día, ha liderado la transformación de la ciudad. Y no es para menos, pues se estima que supondrá para esta región un beneficio cercano a los 1.000 millones de euros -la cita de 2007 dejó 3.663 millones en la Comunitat-. Así, junto con la America's Cup Event Authority se ha rediseñado una docena de muelles y las infraestructuras que los rodean para dejar una huella perdurable en San Francisco.

Migajas de esplendor
La capital valenciana se ha tenido que conformar con la propina -la alcaldesa se negó a ser «segundo plato» y acoger una regata eliminatoria- y la huella de la Copa América es ahora muy débil. Lo único que recuerda el esplendor de 2007 es el alquiler, por parte de la organización de la regata, de 2.500 metros cuadrados de espacio en el puerto para almacenar la carga y llevar a cabo el trabajo en los barcos de apoyo. A mediados de marzo el equipo desembarcará en la capital valenciana, a tiempo para el inicio del campeonato de la World Series que se disputará en Nápoles (Italia) el 7 de abril. Éste será el puerto más cercano para los valencianos que deseen ver a los bólidos del mar. El resto deberá conformarse con seguirlos por La Siete. Los afortunados lo harán el próximo año desde el Golden Gate Bridge, las Marin Headlands o el Fisherman's Wharf.

 

Presencia simbólica
El Desafío patrocinado por Iberdrola logró en 2007 el mejor resultado de un equipo español en una Copa América. El cara a cara de 2010 entre los estadounidenses del BMW Oracle y los suizos del Alinghi impidió disfrutar de una competición tradicional, así que si España quiere repetir o superar el éxito deportivo deberá esperar al próximo año. El reto estará en manos del Green Comm Racing, barco de capital desconocido que compite bajo bandera del Real Club Náutico de Valencia (RCNV), donde tiene su base de operaciones y donde elige a una nueva generación de talentos. Alex Muscat es el único regatista patrio a bordo de la esperanza española.