Miguel Hernández

No es mi deseo atribuirle conductas que ahora están acordes con lo que su obra y recuerdo representan en el Primer Centenario de su nacimiento.Todo es relativo y soy consciente de las ausencias que algunos biógrafos se han visto obligados a cometer.Un trabajo depurado,objetivo,sería lo correcto,pero siempre dejaría el campo abonado para la formulación, apreciaciones y juicios enfrenta- dos.Hacer un breve alegato contra el desamparo que siempre tuvo el poeta y señalar el descaro de los que manipulan la cultura sería lo ideal. La vida y obra del poeta Miguel Hernández,su personalidad ha motivado críticas y análisis de todo tipo que al paso de los años se continuará haciendo. Tenía tres años menos que mi padre.¡Cómo le recordaba en su tierra natal, sobre todo su gran afición por escribir versos,su honda y mágica sonrisa,su mirada limpia...! Yo le haría las preguntas que muchos nos formulamos,ordeñaría la memoria que alimenta el alma y haría parada en su conducta, porque lo mismo que ayer la sociedad de hoy que presume de civilizada y progresista no valora la libertad ni la protege. Algunos hasta presumen de la muerte de Miguel Her-nández. Son los primeros que se vuelcan en homenajes, pero muy distantes del pensamiento hernandiano. En vísperas de su nacimiento me viene la nostalgia del tiempo que permanecí en el seminario de San Miguel de Orihuela, donde Miguel Hernández estuvo preso , donde me adoctrinaron, pero con el método del temor al castigo de la vida eterna en el infierno y nunca me hablaron del poeta excepto mi padre. La poesía de Miguel Hernández conforta, redime y nos hace sentir una vida más coherente y esperanzadora como él mismo decía: El odio se amortigua/detrás de la ventana./Será la garra suave./Dejadme la esperanza.