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Después de Phelps llega Bolt por Julián García Candau

La Razón
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Michael Phelps, rey de los Juegos de Londres, acabó su participación con la suma total de 22 medallas. Se ha ido tras batir el récord de la gimnasta rusa Latynina. Se ha ido a lo grande, aunque hubo un momento en que se temió que cargara con el fracaso al quedar en cuarta posición en la primera prueba que se esperaba que ganara. Sólo ese día se quedó fuera del podio. Usain Bolt, el príncipe, debutó en las series eliminatorias en la misma jornada en que el rey se marchaba a casa.
El rey demostró en las jornadas finales que mantenía carácter de ganador y de nadador auténticamente histórico. La polémica sobre quién ha sido el mejor deportista olímpico de la historia es inútil. A estas alturas de la función su actuación es incomparable. Se podrá argüir que ha habido otros deportistas de enorme magnitud, pero todos ellos han quedado relegados. Se puede polemizar sobre qué es más meritorio en el deporte, pero no se puede poner en duda que ganar 22 medallas de las que 18 son de oro es casi imposible, aunque en los Juegos ya nada existe que no pueda ser superado.
Durante mucho tiempo se especuló con que Jesse Owens, ganador de cuatro medallas de oro en Berlín'1936 era marca inmejorable. Se dedicaron muchas páginas a poner en duda la posibilidad de que determinados récords en natación o atletismo pudieran ser mejorados. Las nueve medallas de Mark Spitz son pura historia. El salto de Bob Beamon, que equivalía a pasar por enciman de seis Seat 600, pareció insalvable y en deporte se ha demostrado que todas las grandes marcas acaban teniendo resultado inverosímil.
Carl Lewis fue llamado el «El hijo del viento» y pareció que en los 100 metros nadie iba a superarle. Era el álter ego de Owens, aunque sin la necesidad de abochornar a Hitler. El viento de Lewis es ahora una brisa. Usain Bolt no sólo ha tenido la impertinencia de mejorar todos los récords, sino que, además, gana con displicencia. Siempre da la impresión de que podría correr en menos tiempo. Siempre parece que en los metros finales se relaja. En las eliminatorias de los 100 ya anunció que volvía a estar en forma y que las derrotas con su compatriota Yohan Blake fueron accidentes. No obstante, anoche, el príncipe necesitaba comenzar a ganar la primera prueba de velocidad para no ceder su cetro.
Bolt llegó con la intención de renovar sus títulos. Además de intervenir en las dos carreras de velocidad individual lo hará en los relevos. Bolt es el gran símbolo de Jamaica y tal vez el icono que permitirá que sigan surgiendo atletas velocistas. De momento, en la final femenina venció Fraser-Pryce, quien revalidó el título. Tercera, bronce, fue su compatriota Campbell-Brown. Entre las dos entró la estadounidense Carmelita Jeter.
El Estadio Olímpico vivirá varias confrontaciones entre velocistas jamaicanos y estadounidenses. Los compatriotas de Bob Marley aspiran a derrotar a los norteamericanos en pruebas que han sido históricamente de su preferencia.


Posdata
Oscar Pistorius se negó a ser atleta paraolímpico. Carece de parte de tibias y peronés en ambas piernas y fue autorizado a correr con deportistas en plenitud. Con sus aparatosas prótesis se clasificó para semifinales de los 400. Lucha contra su inferioridad física y logra marcas impropias de su estado. Seguirá siendo motivo de polémica. Siempre habrá quien considere que los aparatos que cubren las deficiencias le otorgan ventaja.