Sevilla

Gaviño asegura que Rivas le utilizó de «cebo» por intereses urbanísticos

El empresario indicó ante el juez que le ofrecieron «dejarle en libertad si inculpaba a Pavón y a Fraile».

Eusebio Gaviño, en una comparecencia en los juzgados del Prado
Eusebio Gaviño, en una comparecencia en los juzgados del Pradolarazon

SEVILLA-Se trata del presunto «conseguidor» en el «caso Camas». Eusebio Gaviño, el hombre que, supuestamente, entregó un sobre con 12.000 euros en un bar de Sevilla a la entonces concejal tránsfuga Carmen Lobo. El único imputado en el «caso Camas» que no era concejal en el municipio aljarafeño. En su declaración judicial, Gaviño exculpa a los ediles y asegura que fue utilizado por Antonio Rivas –entonces delegado de Empleo de la Junta– y por José María Ramos, a quien Rivas admitió conocer ante el juez, pero sin tener una relación profunda.

«Rivas estaba al tanto de todo», ya que «se lo había contado José María Ramos». El ex concejal Francisco Gordo también le dijo –según su declaración judicial– que se lo había comunicado todo al entonces delegado de Empleo en una reunión «en Los Monos». Según le dijo Gordo, «Rivas domina toda la oposición», «hay que contar con él». Asimismo, aseguró tener con el ex alcalde una relación «como de hermano».
 
Gaviño sostiene que «los políticos no tenían nada que ver con el dinero que entregó a Carmen Lobo», así como que «Agustín Pavón no tenía conocimiento de las conversaciones» tanto con Lobo como con Gordo.
 
El empresario dijo ante el juez que, tras múltiples presiones policiales –«17 horas de tortura psicológica»–, le ofrecieron «dejarle en libertad si inculpaba a Agustín Pavón y a Fraile». Al también imputado Del Castillo no lo nombraron. La Policía insistió, según su versión, en que inculpara a los políticos y dijera que el dinero lo pusieron ellos. «Me dijeron que no me querían a mí», sino a los ediles, según el testimonio judicial al que ha tenido acceso LA RAZÓN de Sevilla. Los agentes llegaron a traer a un agente conocido por Gaviño «con dos muletas» –al parecer, estaba de baja– para que intercediera en la firma.
 
Según Gaviño, la Policía redactó una declaración que se negó a firmar. Tras no declarar, fue «metido en una celda». A las cinco o seis horas, volvieron a tomarle declaración. Hasta este momento, Eusebio Gaviño no contactó con su abogado, que le sugirió que no declarara.
 
El imputado aseguró que durante el interrogatorio oyó cómo llamaban para interesarse «el delegado del Gobierno y el ministro», pidiendo que «se resolviera el caso». Gaviño negó que detrás de lo que él denomina un intento de «desbloquear Camas» y lograr construir su gimnasio estuviera «ningún empresario de Madrid».

Asimismo, negó «contar con los contactos para conseguir los dineros (sic) de los que habla en alguna conversación». «Era una fanfarronada», dijo. Su intención era «apuntarse un tanto con los políticos» para conseguir construir sus instalaciones. Se relacionó con los políticos para ganar credibilidad frente a Gordo y Lobo, declaró. Según Gaviño, en ningún momento hacen referencia al dinero más que cuando Lobo –que «no paraba de sacar el tema»– preguntaba por ello. Paco Gordo, según Gaviño, le dijo que «lo que le mueve es el dinero y no el interés por Camas» porque tenía «problemas económicos». «A cambio de dinero» se ofrece «a influir en Carmen Lobo, ya que lleva 20 años con ella de novio». El empresario aseguró que fue el propio Gordo quien le aconsejó cómo actuar ante la entonces concejal tránsfuga. «Todo esto estaba orquestado por Gordo, José María Ramos y Antonio Rivas», subrayó.

La cantidad entregada –12.000 euros– «no era para Lobo», declaró Eusebio Gaviño. Siguiendo las instrucciones de Francisco Gordo, a partir de entonces trataría con Rivas y Ramos. El trasfondo del caso era que «Antonio Rivas y José María Ramos querían controlar todo el tema urbanístico». Gaviño se define como «el cebo» en una «trampa» orquestada por Rivas, Ramos, Gordo y Lobo.