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Ignorancia atrevida por Toni Bolaño
Algunos han irrumpido como elefantes en cacharrería en el debate congresual del PSOE y han convertido a Carme Chacón en una peligrosa nacionalista. También algunos medios afean que Chacón, como catalana, no renuncie a los orígenes andaluces, burgaleses o aragoneses de padres y abuelos. Por cierto, esto es lo que piensan –pensamos– miles y miles de catalanes que son hijos de la emigración. Son catalanes y españoles, personalidades que suman, que no son excluyentes. Chacón se proclama con orgullo catalana y española. Este desparpajo no gusta a los guardianes de las esencias. No es del agrado de toda esa cohorte que considera que sólo se puede entender España de una única manera, homogénea, sin acentos. Que están en su salsa cuando catalanes o vascos no se sienten españoles. Ahí, su discurso se retroalimenta. Chacón se lo revienta. Por eso, mejor presentarla como una peligrosa nacionalista catalana. Este falso estereotipo es aplaudido en silencio por Rubalcaba. Calla luego otorga. Sabe que este estereotipo vende en el resto de España. Así, con entusiasmo, se ha sumado a los que hablan como si Cataluña no fuera España. Sin embargo, siento aguarles la fiesta. Cataluña es España y los catalanes quieren también opinar. Rubalcaba, sin embargo, prefiere refugiarse bajo este estereotipo. Ya le va bien dar pábulo a la idea de que los socialistas catalanes son un remake nacionalista. O es mala fe, o es ignorancia. Y la ignorancia o es atrevida o cobarde. Puede ser casualidad que la prensa conservadora esté dando apoyo implícito al señor Rubalcaba, pero llámenme descreído si les digo que las casualidades en política no existen. Rubalcaba es su candidato. El preferido, porque es el más previsible, el más débil, el que tiene el talón de Aquiles más visible. Sin ir más lejos, esta semana oía a la periodista Gemma Nierga en su tertulia con Rodolfo Martín Villa y Santiago Carrillo. Carrillo defendía a Chacón. Martín Villa a Rubalcaba. No me sorprendió. Rajoy, entre subida y subida de impuestos, mirará de reojo el congreso socialista. Seguro que tiene el cava –¡catalán!– en la nevera para brindar por la victoria de Rubalcaba.
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