Barcelona
Loados sean
Athletic y Barcelona habían jugado dos horas y tres cuartos sin marcar un gol. Y no lo hizo ninguno de lo artistas del elenco azulgrana. Abidal, quien jugó de central y lateral, llegó por la zona izquierda y aprovechó la ocasión para, teóricamente, decantar la eliminatoria para su equipo. En partido jugado con gran presión y con Messi, David Villa y Pedro casi inadvertidos el gol llegó con el acierto de un defensa. Pero la emoción subió de tono porque Fernando Llorente igualó y los minutos finales se jugaron con más tensión todavía. Y Guardiola había recurrido a Iniesta y Puyol. Fue el partido entre dos campeones coperos.
Era previsible que el partido entre los dos reyes de copas tuviera tensión, vibración e incertidumbre en el marcador. Durante el primer cuarto de hora, pese a la presión constante de los rojiblancos, y la muralla al borde del área, se pudo prescindir del campo barcelonista porque todo el juego se desarrolló en la zona rojiblanca. La posesión del balón fue apabullante durante toda la primera mitad, pero no le sirvió de nada al equipo barcelonés. Todo su peligro quedó en el remate de cabeza de Villa que Gorka Iraizoz repelió instintivamente. Tampoco el Athletic apremió demasiado a Pinto.
El equipo catalán tal vez se equivocó a plantear un juego a medio gas para aminorar la velocidad y el fútbol directo de los bilbaínos. El pasecito horizontal, el toque sin avanzar, el mantenimiento de la pelota en territorio en el que no se crea peligro suele acabar sin crear ocasiones claras de gol. El Athletic jugó sus opciones hasta el último instante. Dos grandes campeones.
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