Ecuador

Por qué necesitamos saber qué tiempo hará

Una nueva generación de satélites más precisos permite anticiparse a los desastres naturales o mejorar la planificación de las rutas aéreas

¿Por qué necesitamos saber qué tiempo hará?
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MADRID- ¿Cojo el paraguas? ¿Me hará falta una chaqueta más fina? ¿Y las gafas de sol? El tiempo en septiembre, siempre revuelto, obliga a consultar casi cada hora la previsión meteorológica. Y es que, aunque las nubes cubran el sol a primera hora de la mañana, al mediodía pueden alcanzarse los 30 grados. Por eso, los «smartphones» y sus aplicaciones se han convertido en los mejores aliados de los ciudadanos y, por supuesto, de los meteorólogos, aunque no de los hombres del tiempo, que deben conformarse con mantener su espacio televisivo, aunque ya no es uno de los más seguidos. Pero, ¿quién o qué está detrás del desarrollo de estas herramientas?

Datos cada 30 minutos
Los avances en las previsiones meteorológicas no sólo se deben a la mejora en la interpretación de los datos numéricos. Uno de los grandes puntales de la predicción moderna son los satélites que orbitan alrededor de la Tierra y que aportan datos globales casi de forma instantánea. Cada treinta minutos, uno de los cinco satélites geoestacionarios que circulan alrededor del Ecuador aporta imágenes de alta resolución que analizan el movimiento de la nubes, las tormentas que se pueden formar, la temperatura de la Tierra y, gracias a los infrarrojos, los efectos de la polución. Sus fotos son las que, cada día, aparecen en los telediarios. Sin embargo, la necesidad de numerosos sectores económicos de conocer más datos y más precisos ha obligado a agencias como la ESA (Agencia Espacial Europea) a crear satélites de segunda generación. «Ya hemos lanzado veinte y nuestra ambición es enviar otros veinte», afirmaba el pasado lunes Philippe Goudy, director de proyectos orbitales de la Agencia. Minutos antes había presenciado el lanzamiento de MetopB, el segundo que se pone en órbita. Le antecede MetopA, lanzado en 2006, y, de acuerdo con la ESA, «todo un éxito». Estos dos satélites no son geoestacionarios, se mueven en la órbita polar, lo que les permite escanear todo el planeta –no sólo una zona única– en 24 horas. Estos nuevos sistemas son capaces de sondear las nubes. Es decir, «vemos la tercera dimensión de la atmósfera, ya que podemos determinar a la altura a la que se produce cada dato», explica José Prieto, encargado de Formación de Eumetsat. «Gracias a este "sondeador"se puede hacer una valoración meteorológica más precisa. Pasamos de los tres a los cinco días de predicción», afirma.

De acuerdo con los datos que presentó la ESA, en sólo tres años, el volumen de negocio relacionado con de la puesta en marcha de los satélites ha superado los 60.000 millones de euros anuales. Y es que, como indicaba el director general de la agencia europea, Jean-Jacques Dordain, «los servicios que ofrecemos son más importantes de lo que arriesgamos, y arriesgamos mucho». Con esta «nueva entrega» de satélites, varios de los puntales de las economías modernas se beneficiarán.

AGRICULTURA
Gracias a las herramientas que portan los Metop, se puede conocer el estado de la vegetación, su evolución. «También se puede saber la situación del terreno, su nivel de humedad y su posible evolución», apunta Prieto. Gracias a estas mediciones, las compañías de seguros pueden elaborar mejor sus planes y anticiparse a posibles desastres. «Los Metop podrán eludir numerosas pérdidas económicas, ya que la necesidad de conocer la situación meteorológica cada vez es más importante en todos los sectores», afirma Dieter Klaes, científico de la División Meteorológica de Emetsat.

TRANSPORTE
Otra de las claves hacia las que evoluciona Occidente es el incremento de las infraestructuras relacionadas con el transporte. Una pieza indispensable para el desarrollo económico de cualquier país: la navegación, la red ferrroviaria, la de carreteras y, por supuesto, la aviación, necesita conocer la situación del tiempo. «Para el último medio es especialmente importante, ya que el número de aviones se incrementa cada año por medios públicos y privados. Todos sus retrasos y anulaciones están relacionados con el estado meteorológico», recalca Klaes.

ENERGÍA
Los nuevos modelos de energía renovable están directamente ligados con las condiciones ambientales: la solar, la eólica, la hidráulica... Todas ellas necesitan ciertas condiciones para ser eficientes, ya que deben colocarse en zonas donde las predicciones determinen que podrán generar energía a largo plazo.

CAMBIO CLIMÁTICO
Los nuevos satélites, como la generación Metop, son capaces de medir los niveles de hielo, sus posibles cambios, la humedad del suelo y las probabilidades de que se puedan crear rápidos procesos de desertificación. «En el desarrollo de los futuros satélites que ya estamos diseñando queremos hacer especial hincapié en el estudio del calentamiento global, así como de fenómenos extraordinarios, como posibles erupciones volcánicas, inundaciones repentinas o tormentas de polvo, entre otros», anticipa Klaes. También lo apunta así la meteoróloga francesa Florence Rabier: «Con los satélites ayudamos a la salud de la Tierra».

EN LO COTIDIANO
«Aunque puede parecer lo menos importante, la predicción es imprescindible para mantener nuestro ritmo actual. Todos los ciudadanos consultan la información meteorológica. Queremos saber qué día nos espera y cómo prepararnos», comenta Klaes.

 

El segundo verano más seco en 60 años
Este verano ha sido el segundo más seco en los últimos sesenta años, con precipitaciones en torno al 50 por ciento del valor medio normal, y «ni siquiera un otoño lluvioso podría paliar el déficit del balance hídrico», según advirtió ayer el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Alejandro Lomas. Los meses estivales han sido «extremadamente secos» y sólo superan en precipitación media al verano de 1994, lo que ha agravado la escasez de lluvias que se viene registrando este año. Lomas prevé un otoño «normal», lo que significaría un periodo lluvioso, sobre todo en los meses de noviembre y diciembre. «Si hubiese una continuidad, sería un buen comienzo para que la sequía empiece a paliarse», sentenció el portavoz de Aemet.