Sevilla

Los últimos de la cacharrería

La Razón
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MADRID- La tradición pervive en El bazar de las sorpresas, una de las últimas cacharrerías que sobrevive a la crisis en la capital. Personalidades de la talla de la Infanta Elena o el actor recientemente fallecido Carlos Larrañaga han acudido en alguna ocasión a este local, ubicado en el número 9 de la calle de Doctor Castelo. María Luz Peña y Ludovico Moreno, los gerentes de la empresa, es un matrimonio que ha vivido siempre cerca de la antigua cacharrería. Ludovico ha trabajado siempre de profesor, pero en 1996, cuando los antiguos dueños dejaban el negocio de la cacharrería, abierto desde 1950, decidieron comprarlo.
Así, desde hace 16 años siguen vendiendo artículos de toda la vida, tan típicos como prácticos. El histórico mortero para picar ajo, el lebrillo o las aceiteras antigoteo son algunos de los múltiples utensilios que se venden en este bazar. María Luz reconoce el impacto de la recesión económica, tanto que una gran cantidad de alfareros –proveedores del comercio– están cerrando, por lo que la oferta se reduce.
Sin embargo, los artículos de barro se siguen vendiendo bien durante todo el año, aunque más en invierno, que es cuando realmente se cocina. Los clientes siguen demandando las orzas de barro artesanal, que se utilizaban antiguamente para conservar el embutido de las matanzas, los tarros de cerámica o los especieros. Ludovico importa todos estos artilugios desde las distintas ciudades de España que se especializan en determinados materiales. Así, los platos de cerámica que siempre han decorado los patios castellanos llegan desde el Puente del Arzobispo o Talavera de la Reina, municipios distinguidos por su tradición ceramista. Aunque también desde Huelva o Sevilla, estandartes del mítico «patio andaluz», con un diseño distinto pero con parecido nivel artístico. De Granada vienen los platos «de cuerda seca» y de Galicia los cántaros de barro, mientras que Cataluña y Badajoz también son zonas exportadoras de materiales para utensilios de cacharrería.
María Luz asegura que la crisis les está azotando, pero hay ciertos productos que no pueden disminuir su precio porque son hechos a mano y su valor antes de llegar a la tienda ya es muy elevado. Es el caso, por ejemplo, de los utensilios de cocina hechos de madera de boj, los tarros para guardar legumbres o las vasijas artesanales. Por este motivo, la oferta de este bazar no se reduce sólo a esto, sino que se venden también instrumentos básicos de la casa para facilitar las tareas domésticas, sobre todo en la cocina. Además de algunos cuadros de Velázquez y Van Gogh, que también están a la venta por la eterna afición de Ludovico a la pintura.