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Haidar reaparece en Marruecos en el juicio contra siete saharauis

La activista Aminatu Haidar regresó hoy a la escena pública en Marruecos en un juicio contra siete saharauis, once meses después de la huelga de hambre que protagonizó y que llevó a España y Marruecos al borde de una crisis bilateral.

Haidar, ataviada con una "melfa"saharaui y en aparente buen estado de salud, llegó anoche a Casablanca, donde permaneció en un domicilio particular, y hoy se unió a un nutrido grupo de dirigentes saharauis y observadores internacionales a las puertas del Tribunal de Primera Instancia de Ain Sbaa (Casablanca).

Allí se celebraba la primera vista del juicio contra siete activistas (entre quienes se encuentra el vicepresidente de la asociación de Haidar, Ali Salem Tamek) detenidos tras viajar a los campos de Tinduf (Argelia) y a quienes Marruecos acusa de "atentar contra la seguridad del Estado".

La vista fue aplazada hasta el 5 de noviembre, aunque, antes de conocerse la decisión del tribunal, la sesión se convirtió en una batalla campal entre independentistas y pro marroquíes, que se cruzaron eslóganes, insultos y reproches. La reaparición de Haidar levantó también un gran revuelo en los aledaños de la corte de justicia, con una gran presencia de periodistas y fuerzas de seguridad marroquíes.

Pese a este fuerte control policial, sin embargo, los activistas pudieron expresar sus posiciones con libertad y la prensa internacional pudo realizar su trabajo con mayores facilidades que en anteriores ocasiones, sobre todo cuando se trata del Sahara Occidental.

"Estoy aquí para asistir al juicio de siete activistas de derechos humanos, para defender el derecho a la libertad de expresión y estar en este día histórico para el pueblo saharaui", señaló la saharaui en una improvisada rueda de prensa antes de entrar en el tribunal.

Haidar se reiteró en sus críticas a los estados español y marroquí, que fueron una constante durante los 32 días de huelga de hambre que mantuvo en el aeropuerto canario de Lanzarote (España) durante noviembre y diciembre del pasado año.

La saharaui protestó entonces contra la decisión de Marruecos de trasladarla a Lanzarote después de haberle retirado el pasaporte en El Aaiún (Sahara Occidental), cuando ella se negó a rellenar su nacionalidad como marroquí.

Su pulso con Madrid y Rabat provocó grandes fricciones entre ambas diplomacias, que sólo finalizaron tras una solución de compromiso el gobierno de España reconoció la aplicación de la ley marroquí sobre suelo saharaui.

Hoy, Haidar instó al "Ministerio del Interior y a los servicios secretos marroquíes"a que, como forma de reconocer la libertad de expresión, pongan en libertad a los siete detenidos, de los cuales tres siguen recluidos en la prisión de Salé (junto a Rabat) mientras que otros cuatro se hallan en libertad provisional.

El regreso de Haidar llega en un momento trascendental en el conflicto del Sahara Occidental, pues coincide con la presencia del secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, hoy en un foro en Marraquech (sur) y con la nueva gira por la región que su enviado especial, Christopher Ross, comenzará el lunes.

"Sé que Ross hará una gira para organizar una quinta ronda de negociaciones (entre Marruecos y el Frente Polisario) y espero que éstas ayuden a una solución definitiva, porque es un sufrimiento de todo un pueblo", opinó Haidar.

Además, defendió la libertad de opinión del disidente y ex jefe policial del Polisario Mustafa Salma Sidi Uld Moulud -quien se manifestó a favor del plan marroquí de autonomía para el Sahara y que según Marruecos sigue detenido en Tinduf-, aunque matizó que "por lo que sé, es un agente de la policía, y en todos los países la traición de un agente va a ser condenada".

Entre la veintena de observadores internacionales que acudieron al juicio (la mayoría de ellos españoles) se encontraba la abogada que representó a Haidar en Lanzarote, Inés Miranda, para quien la presencia de la activista en Casablanca es "un ejercicio del derecho de libertad de circulación y de libre expresión".

La letrada consideró en declaraciones que "Aminatu y el grupo de los siete (procesados) están defendiendo lo mismo: el derecho de expresión de su pueblo, de autodeterminación y poder cumplir la legalidad internacional en su territorio".