Eurocopa

Portugal

El gran día de Silva y Cesc

Apagados durante el torneo, eligieron la final para hacer su mejor partido

El gran día de Silva y Cesc
El gran día de Silva y Cesclarazon

Kiev- España llegó a la Eurocopa consumida por las lesiones y las dudas. Puyol y Villa, que ayuer estuvieron en el palco animando a sus compañeros, no se recuperaron a tiempo de jugar el torneo que marcaba la última barrera que España tenía pendiente, el triplete de campeonatos consecutivos. Xavi estaba cansado, como Xabi Alonso y no había un delantero centro claro, con Llorente agotado y Fernando Torres en un papel secundario para el Chelsea.

La esperanza para todos era el buen momento de Iniesta y Silva, los dos jugadores que mejor habían acabado la temporada y que exhibían su forma en cada entrenamiento. El fútbol parecía más fácil con ellos en el campo, pero, aunque Iniesta confirmó desde el primer encuentro que se acercaba a su nivel, Silva desaparecía. No por casualidad ha sido casi siempre la primera opción para Del Bosque. El seleccionador sentía que le debía algo después de haberlo ninguneado en el Mundial tras la primera derrota ante Suiza. Y con su fútbol se había ganado ser uno de los fijos.

Pero la responsabilidad, la presión o simplemente la dureza de la temporada, parecían haberle consumido. Sólo en el gol que marcó a Irlanda mostró la calidad que le ha hecho imprescindible durante años en las alineaciones de "La Roja". Él y Cesc habían comenzado mal el torneo, amontonándose contra Italia en ese puesto de falso delantero que Del Bosque imaginó para detener a Pirlo. Los gráficos de la UEFA que señalan la posición de los futbolistas cada cuarto de hora pintaban a Silva encima de la posición de Cesc, del que apenas asomaba el borde del círculo que representa a cada jugador. Por eso Del Bosque cambió a Fábregas en los minutos finales para aprovechar la velocidad de Torres.

Pero Del Bosque y sus futbolistas aprendieron del primer empate ante los italianos. Y, aunque el técnico repitió alineación, los resultados no fueron los mismos. Cesc, como Silva, disputó su mejor partido del torneo. Entre los dos construyeron el primer gol. Un pase de Fábregas a la cabeza del canario. Silva, por fin tenía su premio, el reconocimiento que quedará para siempre en la memoria. El tanto que abrió la goleada ante Italia.

Con el paso de los partidos, Cesc ha aprendido a desentrañar los misterios del puesto de delantero. Ayer no tenía motivos para repetir su dura autocrítica tras la semifinal ante Portugal. "He jugado fatal", dijo. Contra Italia se movió a las bandas para dejar sitio a Silva por el medio.
Así llegó el primer tanto y así llegaron más oportunidades. El 10, además, tuvo la confianza suficiente para regatear en el área pequeña. Dos regates secos a punto estuvieron de dejarlo solo delante de Buffon, pero Balzaretti interrumpió la creación. Sólo faltó el gol de Cesc, porque ayer era su día.