Champions League

España

Lágrimas de esperanza

Con el país paralizado, el partido se pudo seguir en distintos puntos, como el aparcamiento del Santiago Bernabéu, en Madrid. El cine 3D fue otra opción

La Razón
La RazónLa Razón

Madrid- «Gran debut», comentaba irónico un padre a su hijo. Éste, ojiplático, le miraba sin comprender muy bien por qué decía aquello. España acaba de perder en su debut en el Mundial y, como este pequeño, los miles de aficionados que acudieron al aparcamiento del Estadio Santiago Bernabéu para presenciar «in situ» el devenir del partido se fueron con el ánimo por los suelos. «Qué desastre», se lamentaba Pedro.La tarde comenzaba bajo un cielo gris que no dejó de amenazar lluvia a lo largo del partido. Pese a las nubes, todo el mundo estaba pendiente de la pantalla, como José, uno de los muchos oficinistas que se habían «escapado» para ver el partido, aprovechando que «estamos cerca», explica con su traje y corbata. Unos metros más a la derecha, el pequeño Pablo jugaba un partido de fútbol 3 con sus amigos, en una de las actividades alternativas que se instalaron en el parking para amenizar la velada, junto con una sugerente portería para afinar el disparo, un futbolín humano gigante, un chutómetro o un divertido castillo hinchable. Con todo ello, España estaba jugando y la afición no acababa de conectarse. Paradójicamente, tuvo que llegar el gol de los suizos para que la afición se enchufara con el partido. En ese momento, la escena que más se repitió en la «Hyundai Fan Park» –nombre que se le dio a la zona– fue la de las manos sobre la cabeza, con caras de auténtica incredulidad y gritos de «España, España» tras el gol. Desde ese fatídico momento, la tensión y los nervios fueron los que atenazaron a la afición con expresiones como «qué mal rato estoy pasando» o «me va a dar algo», que se repetían y eran el fiel reflejo del alma de «La Roja». Por otro lado, el partido también se pudo seguir en cines 3D. La experiencia fue cara, incompleta y con un final desolador, ya que defraudó, en general, a los espectadores que siguieron a la selección en los cines, en donde echaron en falta a los comentaristas y su singular narración del partido. Daniel, estudiante de 18 años, reconoció que era la primera vez que asistía a un evento en 3D pero «no ha merecido la pena pagar 15 euros porque esperaba ver más ambiente en el cine». Asimismo, aficionados como Raúl, pensionista, afirmaban que les gusta el efecto: «Parece que estoy en el campo, pero me han faltado los aficionados». Por contra, las gafas no resultan pesadas y la impresión es la de estar en el propio estadio.