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La quemó con agua hirviendo por no pegar a su hija

Una escena familiar cotidiana se convirtió hace seis meses en una pesadilla para Mullah Shwygar. Esta etíope de 30 años no olvidará el día en que se negó a golpear a una de las nietas de Muamar Gadafi, que no paraba de llorar, como le había exigido el ama de la casa. Por este motivo, fue quemada con agua hirviendo, según explicó ella misma el martes a la cadena CNN.

Mullah Shwygar, la niñera que fue quemada por negarse a dar un azote a una nieta de Gadafi, se recupera en Trípoli
Mullah Shwygar, la niñera que fue quemada por negarse a dar un azote a una nieta de Gadafi, se recupera en Trípolilarazon

Shwygar, que emigró a Libia en busca de empleo, fue contratada el año pasado en la lujosa residencia de Aníbal Gadafi en Trípoli para hacerse cargo de sus dos hijos. Durante los primeros meses todo fue bien, pero a raíz de su negativa a utilizar la violencia para controlar a los críos, Alina, la esposa de Aníbal, comenzó a maltratar brutalmente a la niñera, dejándole la piel de la cara y parte del cuerpo destrozadas por las quemaduras.

Fue durante una rabieta de una de sus hijas cuando Alina «perdió los estribos» por primera vez. «Me llevó a un cuarto de baño, me ató los pies y las manos, me tapó la boca y me echó agua hirviendo encima», dijo la niñera a la cadena de televisión. Ni siquiera recibió atención médica. «Me salían gusanos de la cabeza porque ella me escondió y nadie pudo ver cómo estaba», explicó.

La última vez que Alina Gadafi la roció con agua hirviendo fue el pasado mes de junio, y en aquella ocasión Shwygar sí pudo visitar un hospital, donde según los médicos llegó en unas condiciones pésimas. Después de tres días de tratamiento, los Gadafi la sacaron de allí aún convaleciente tras amenazar a varios facultativos del centro.

Un guardia de seguridad de la casa sintió lástima por ella y la devolvió al hospital, pero los Gadafi la encontraron tres días más tarde y volvieron a llevársela. Para colmo, el empleado recibió duros castigos por haberla socorrido. «Durante tres días no me dejaron dormir», explicó a la CNN el joven, procedente de Bangladesh, que aún no se atreve a revelar su identidad por miedo. «Me quedé fuera pasando frío, sin comida. Y ella [Alina Gadafi] le dijo al resto del personal que si alguien me daba comida les haría lo mismo que a mí. No tenía agua. No tenía nada», relató.

La niñera pudo marcharse de la casa después de que la entrada de los rebeldes en la capital obligara a la familia a huir. Ahora se recupera en un hospital de Trípoli. Cuando la CNN la encontró, sus heridas aún supuraban sangre y pus, a pesar de que el último ataque se produjo hace ya tres meses. Su aparición en la televisión ha traído una oleada de solidaridad y donaciones a esta mujer, bajo cuyas quemaduras aún reluce un rostro dulce.

«Peor que a los perros»
El «temperamento» de los hijos de Gadafi a la hora de tratar a su servicio no es un secreto. El pasado mes de julio, el propio Aníbal Gadafi fue detenido en Suiza tras haber golpeado brutalmente a dos de sus empleados mientras se encontraba de viaje con su mujer. El personal del hotel donde se alojaba, el President Wilson, a la orilla del lago Lemán, avisó a la Policía después de oír fuertes golpes y gritos en la suite en la que se alojaba el matrimonio y sus sirvientes. Al entrar en la habitación descubrieron que un hombre y una mujer del servicio estaban heridos.

«Nos trataban peor que a los perros que vivían en la casa», aseguró a la CNN otro de los antiguos empleados de Aníbal, que,según explicó, fue castigado en una ocasión a observar cómo los animales recibían comida mientras a él no se le proporcionaba nada durante varios días.
Por otro lado, la ex novia de Mutassim Gadafi, la ex «chica Playboy» Talitha van Zon, relató recientemente al diario «The Sunday Telegraph» cómo el quinto hijo del dictador libio solía ser brusco a menudo con sus empleados del hogar. En una ocassión, y según el relato de la holandesa, Mutassim llegó a lanzar a la cara varios platos de comida a uno de sus sirvientes porque la comida «estaba un poco fría».


El vástago más violento
El carácter violento y arrogante de Aníbal Gadafi le ha llevado a tener siempre facilidad para meterse en líos. Entre 2004 y 2005 fue detenido por las autoridades francesas en dos ocasiones, una de ellas por conducir bebido y en dirección contraria por el centro de París, y la otra por agredir a su ex pareja, que además estaba embarazada. El matrimonio con Alina no rebajó la agresividad de sus actos. En julio de este año estuvo en prisión durante dos días en Suiza por haber golpeado a dos sirvientes durante un viaje.