País Vasco
Cumplir con la palabra dada a Madina
MADRID-No todos pueden decir lo mismo de él. Una promesa cumplida, un empeño, un objetivo, una obsesión. Zapatero pudo ayer al fin cumplir con la palabra dada hace nueve años a un joven dirigente de las Juventudes Socialistas del País Vasco al que acababan de amputar la pierna izquierda después de que ETA adosase a su coche una bomba lapa. Eduardo Madina, hoy secretario general del Grupo Socialista en el Congreso, permanecía en el hospital de Cruces de Bilbao cuando una mañana de febrero de 2002 recibió la visita del entonces jefe de la oposición, que le espetó sin parpadear: «Yo te regalaré la paz en Euskadi». Obviamente lo que ayer anunció ETA no es un regalo más que de la democracia. Pero, aquellas palabras cobraron ayer una especial relevancia para Madina, que expresaba sus sentimientos tras conocer el comunicado de la banda en su cuenta de Twitter: «Se agolpan en mi cabeza miles de instantes. Se acabó, lo hemos conseguido. Gracias por todo». Ahí lo dejó.
Madina es hoy una de las jóvenes promesas del socialismo que casi nunca habla en calidad de víctima, como si el tiempo hubiera borrado de su memoria las heridas más profundas, las del corazón. Porque además de que el atentado frustrara una prometedora carrera deportiva en su casa , según su relato, «se hizo de noche y una sombra de pena y tristeza» envolvió a su familia. Su madre murió diez meses después de un infarto que él siempre achacó a todo lo ocurrido a su único hijo.
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