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«Todo por la pasta» por Ramón Sarmiento
Resulta curioso que la palabra «pasta» en su acepción de dinero haya sido fijada por la RAE durante los últimos años pasando desde el uso figurado por el popular hasta el coloquial de hoy (Diccionario de la Real Academia Española 2001). El dato me hizo recordar que ya en 1990 sonaba la música, pero faltaba la letra de la canción ahora de moda. Se empezaba a vocear la idea de una España plural, diversa y diferenciada, pero aún no se atisbaba el final escrito ahora: la pelea entre comunidades y entre éstas y el Estado. Todo por la pasta. Se repartió tarta hasta que se agotó. Ahora lo único que toca con la crisis es darnos tortas para poder quedarnos con las migajas.
Todo por la pasta es la telebasura que por ley emiten a partir de las 12 de la noche algunos medios. Bajo el lema «todo por la audiencia» se inculca la mala educación y el insulto gratuito como valores sociales. Todo por la pasta es también la enseñanza que padecemos y que se proyecta en ejemplos concretos. Comenzó con la Z de ZP, quien reconocía sin propósito de enmienda que «habitualmente los políticos tenemos un lenguaje que se aleja de los ciudadanos».
Proponía la norma de pronunciar Z por D en palabras como «solidaridaz», «igualdaz» y «equidaz». Prosiguió con la ocurrencia sexista de «miembra». Y ahora toca «todo por el poder». Y, por ignorancia ortográfica más que por descuido, se escribe J por G en los carteles de la campaña del PSOE-Andaluz: «Elije el camino hacia tus derechos». Estoy de acuerdo con la idea, pero matizando que el primer derecho de la persona es el de la posesión de la lengua para poder ser ciudadano libre. ¿Para cuándo manifestaciones callejeras para exigir la posesión de la lengua como camino hacia los demás saberes y derechos?
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