Cuba

El blog de la cárcel

A través del teléfono dictaba denuncias contra la dictadura que otros disidentes publicaban en su página personal

El blog de la cárcel
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Hace un año y medio Pablo Pacheco (Puerto Padre, Cuba, 1970) recibió una llamada telefónica en la prisión de Canaleta. Tras el auricular, la voz de su colega el periodista Iván García le propuso cometer de nuevo el delito que le había costado la cárcel: escribir lo que piensa. Desde entonces, el periodista acusado de poseer una máquina de escribir se convirtió en el redactor principal de «Voces tras las rejas», la bitácora que la plataforma Voces cubanas –liderada por la conocida bloguera Yoani Sánchez– creó para los presos de conciencia de la Primavera Negra de 2003.Desde su galera, ocupada por otros 66 presos, Pacheco escribía a lápiz los «post» que más tarde sus «hermanos» disidentes subirían a la red. Con un horario de llamadas cada vez más reducido y cortes en la línea monitoreada, Pacheco dictaba por palabras sus mensajes. Más tarde, blogueros como Claudia Cadelo, Iván García o la propia Yoani Sánchez se encargaban de hacerlos llegar al mundo, superando todo tipo de obstáculos tecnológicos y el cada vez más vedado acceso de los cubanos a la red de redes.Aquella actividad que tantos minutos descontó de las llamadas a su propia familia terminó convirtiéndose en una terapia para el ex preso. «Me sentía un hombre libre, a pesar de estar encerrado», asegura Pacheco, quien por aquella época no imaginaba su próxima liberación, ni mucho menos su destierro a España. «El precio de ser un hombre libre en Cuba es la propia libertad», comentaba en uno de sus «post».Y a esa libertad anhelada se refiere constantemente en sus artículos, a través de poemas, comentarios demoledores hacia la dictadura de Castro, relatos de vidas reales entre rejas... El periodista describe la realidad de las cárceles cubanas a través de los perfiles de presos comunes, con los que convivió siete años y cuatro meses. Recoge testimonios estremecedores, como el de aquellos presos que cercenan sus orejas queriendo pasar por locos, o el de jóvenes que rezan por contraer el sida para ser enviados a una cárcel mejor.Habla Pacheco de comida podrida, poco espacio, menos higiene y, sobre todo, de enfermedades no asistidas. Hasta el último «post», publicado el 2 de julio, se dedicó a defender la dignidad de sus compañeros de presidio, quienes se referían a él como «el político de la tercera galera».Él no es el único ex arcelado que siguió luchando por la libertad en Cuba incluso desde prisión. Muchos de los presos de conciencia cubanos han publicado denuncias desde presidio, haciéndolas llegar al exterior con astucia de colegio. Los dobladillos de la ropa y del cuerpo son el vehículo a través del que los familiares hacen salir al exterior los textos escritos por los presos, en caligrafía microscópica. La mayoría de ellos se vuelcan en internet.La disidencia cubana ha puesto en las nuevas tecnologías sus esperanzas de conocer una Cuba libre, aunque en la isla el fenómeno blog aún está en una fase de desarrollo. La dificultad para acceder a internet hace que muchos cubanos no conozcan las bitácoras de sus disidentes, a pesar de la importancia que éstas han cobrado en los círculos más selectos de la blogosfera. Algunos de ellos leen los textos de sus blogueros más prestigiosos a través de «memory flash» o copias en CD de los textos, puesto que los hoteles tienen prohibido vender tarjetas de conexión a cubanos. Sin embargo, ellos confían: «Internet genera espacios abiertos y libres, y derribará finalmente todos los esquemas cerrados que sólo han servido para esclavizar a los pueblos», asegura Pacheco. Mensajes «Tras las rejas»- «Internet no servirá para democratizar al país, pero al menos es una brecha por donde decir la verdad».- «Los presos dicen que en la cárcel hay que ser guapo y violento, para que no te coman los bugarrones o los sodomitas».- «No pedí permiso para crearme un blog ni tampoco para formar parte de la disidencia. Doy gracias a Dios por ser libre»