Distribución
Despilfarro eléctrico oculto por Tomás Perales Benito
¿Cuánto consume apagado?
No ha sido nunca una pregunta regular. Acaso la crisis económica actual la despierta ocasionalmente y el cliente pregunta por el consumo eléctrico del equipo de su interés. Algunos compradores incluso añaden ese dato característico a las virtudes a cumplir para que sea el elegido. Pero en gran parte de los artilugios eléctricos que nos hacen la vida más cómoda y placentera tras las paredes del hogar, existe otro consumo que es tan escurridizo como ignorado: el que digieren mientras que sus inocentes poseedores creen que se encuentran apagados completamente. Y ese consumo tan inútil como oculto, apeado por casi todos los fabricantes de sus hojas de especificaciones, no se pregunta, no puntúa en el examen de selección. Y, penosamente, su contribución sólo tiene forma de incremento de las emisiones de los gases nocivos. Es el responsable del quebranto de la vida vegetal y animal.
Todo comienza con la invasión de los hogares por parte de los fabricantes de equipos eléctricos y electrónicos. La satisfacción que prontamente sienten los desarmados ciudadanos da lugar a luchas encarnizadas por el incremento constante de nuevas prestaciones y el decremento de los precios, dos situaciones en apariencia antagónicas. El mando a distancia es el medio general de gobierno de los nuevos ornamentos y el hasta entonces imprescindible interruptor comienza a desaparecer por innecesario. El mando "apaga", dicen los manuales de instrucciones, y todos lo asumimos por evidente; el equipo cesa su actividad. Pero sólo la externa: internamente se encuentra en activo para poder cumplir la siguiente orden del usuario que agarra el complejo teclado: encenderlo. Es el consumo en el modo reposo o "stand-by"en la lengua que lo germinó.
Un estudio llevado a cabo hace un par de años de huidizo consumo aplicado al parque de receptores de televisión de España, que tomaba como ejemplo de cálculo el que sólo el 50 por ciento de los equipos se apagaban con el mando a distancia, y el resto desde su interruptor general, dio una sorprendente cifra: la equivalente a la producción de una de nuestras centrales nucleares.
Hubo un tiempo en el que el deterioro medioambiental era solamente una amenaza, lo que podría justificar el despilfarro eléctrico, pero hoy es una pesadilla que demanda respuestas. Ante una próxima compra, miremos con lupa ese consumo en reposo, si el equipo carece de interruptor o su ubicación tiene un acceso difícil, y complementemos nuestro ejercicio físico diario apagando desde los que lo tengan.
face="Arial, sans-serif" es autor de "Instalación de Paneles Solares Térmicos", "Guía del Instalador de Energías Renovables: Energía Fotovoltaica, Energía Térmica, Energía Eólica y Climatización", etcétera.
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