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Guapérrimos por MARÍA JOSÉ NAVARRO
Mi amiga Angelines tiene una máxima en cuanto a los hombres se refiere. Angelines se llama Angelines de día y por la noche Angie, que da como un puntito resbalón mucho más interesante. Ésta es una buena estrategia, nenas: el nombre artístico. Otra amiga mía iba incluso más allá.
De noche se llamaba Bárbara y su madre se dedicaba a la industria. De día, Asunción, con madre de profesión churrera. Ahora que la competencia está repleta de jovencitas prietas y a las que sus familias bautizaron de forma ridícula pero impactante en las distancias cortas, hay que agudizar el ingenio para poder tener posibilidades aunque sea en sitios con público beodo y muy de última hora. Angelines, decíamos, tiene una máxima sobre los hombres, sobre todo de los potencialmente interesantes. Nunca deben pesar menos que tú y jamás deben tardar más que tú en el cuarto de baño. Pero ya no quedan, queridas, o cada vez quedan menos. Ahora, ellos han adoptado algunos de nuestros roles, coquetos a más no poder aunque lo nieguen en público.
Aquí el que más y el que menos ha metido el dedo en una hidratante, se pesa con preocupación a diario o se depila el pecho para que se le vean bien las cicatrices de los pólipos estomacales que le quitaron antes del verano. Qué decir de la pasión por la mancuerna, la patillaca larga o la estética british. Observen, por ejemplo, el posado consentido de Ussía en la foto que acompaña a su artículo, una especie de terno cazador aliviado, como de berrea pero por la mañana. Pepe Blanco se acaba de operar de la vista y desde aquí ya le decimos que nos parece una equivocación porque un hombre con gafas siempre es un hombre con gafas, mucho más de fiar que uno sin ellas. Es más, siguiendo la estela de uno de los mejores clientes de óptica del mundo, Pere Navarro, el insigne director general de Tráfico, Blanco le había pillado un puntito aseado y chic a su pinta y había mejorado enormemente con los años. Pero los hombres llevan dentro a Carrie Bradshaw, amigas, y ahora nos tendremos que acostumbrar al ministro sin montura, con lo bien que tapa. Que me lo digan a mí. Pepe Blanco, ya sin gafas, tiene cita hoy con los controladores aéreos y ahí estará el último protagonista del fenómeno fan, el terror de Facebook, el sindicalista que comenta las fotos que cuelgan sus propias seguidoras: César Cabo. Ojo, ojo, que puede haber ahí choque de placas tectónicas, colisión de trenes. Quién dijo miedo, ministro.
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