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Lo que faltaba por Eduard Escartín
La inventiva de los círculos separatistas y sus jaleadores nacionalistas es infinita. Agotada la gloriosa campaña de las consultas soberanistas con sus votaciones de fin de semana, las urnas a domicilio y sus votantes de 16 años, con el consiguiente éxito político que se manifestó el 20 el noviembre; ahora, para que no decaigan los ánimos, la comisión de festejos se ha sacado de la manga la Asamblea Nacional de Cataluña. ¡Apartemos a las criaturas!
Tan curioso organismo recuerda a la Asamblea Nacional francesa que se reunió en mayo de 1789 en el salón del Juego de la Pelota en París al rechazar los Estados Generales.
Esta Asamblea Nacional de Cataluña se agrega a la multitud de conferencias, consejos, comisiones, «cridas», movimientos, plataformas, manifiestos, permanentes, «som això», «som allò», que pueblan este capítulo del folclore catalán.
Lo que faltaba. Tantos siglos suspirando por tener un ejecutivo propio, un Parlamento elegido y unos ayuntamientos representativos, ahora nos inventamos una asamblea que no ha elegido nadie y que en pleno delirio quiere representar a Cataluña marcándole el camino a seguir en el horizonte más cercano.
Esto es como lo de la bandera tejano-estelada. El Danton de esta Asamblea Nacional, que aspira a convocar un referéndum soberanista en el año 2014, es el centenario doctor Broggi, antiguo cirujano de las brigadas internacionales, que dice que a su edad espera ver la independencia de Cataluña. Desde luego, don Moisès aspira a bicentenario.
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