Nueva York
La camarera: «Tranquilo este tipo está forrado Sé lo que hago»
Esta frase, interceptada en una conversación con un amigo en la cárcel, puede hundir a la víctima
MADRID- Mentiras y fallos. Antes de enfrentarse a los abogados que ha escogido el ex director del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, hay que tener un historial muy limpio y una reputación intachable. Si no, Benjamin Brafman y los suyos son capaces de sentar en el banquillo de los acusados a la propia víctima. Todavía no ha ocurrido en el caso DSK, pero lo cierto es que el viernes por la noche, el francés de 62 años, salió de cena de celebración por el Upper East Side con su mujer y otra pareja.
La camarera guineana ha mentido en diversas ocasiones a lo largo de sus 32 años y, sobre todo, lo que más preocupa a la Fiscalía de Nueva York, en territorio estadounidense. La empleada del Sofitel Manhattan llegó a EE UU en 2004, donde pidió asilo político sin ser una perseguida en Guinea. Sólo quería entrar en el país y evitar que su hija no fuera mutilada genitalmente como le hicieron a ella. Tampoco fue del todo sincera a la hora de pagar sus impuestos –al añadir al hijo de una amiga como dependiente– e incluso rebajó su salario para mantener así su hipoteca.
También mintió «bajo juramento». El fiscal del distrito, Cyrus Vance, reconoció a la Prensa a través de un comunicado, el viernes por la noche, que «la denunciante admitió que su testimonio fue falso y que después del incidente en la suite 2806, limpió una habitación cercana y después volvió a la 2806 y empezó a limpiarla antes de denunciar lo que pasó a su supervisora». Algo que ahora no casa con la primera reconstrucción de los hechos, en la que la camarera, supuestamente se quedó en la planta 28 hasta que DSK salió de su suite. Y es que gracias a las llaves electrónicas, todos los movimientos y aperturas de puertas del hotel quedan registrados.
Malas compañías
Pese a todo, es quizás su círculo de amistades lo que más ha inclinado la balanza. Dos fuentes de la defensa filtraron a Reuters que tenían información fidedigna de que la supuesta víctima formó parte de una comunidad de criminales envuelta en actividades como el tráfico de drogas y de personas, blanqueo de dinero y contrabando de documentos oficiales y productos de marca.
La gota que ha colmado el vaso, es, según «The New York Times», la conversación interceptada entre ella y su amigo, desde una cárcel de inmigrantes ilegales en Arizona. Los investigadores han tardado semanas en descifrar el diálogo mantenido, justo 28 horas después de que dijera que había sido violada por Strauss-Kahn, por no tener un traductor que supiera fulani, el dialecto guineano en el que hablaban. Según la fuente policial del diario estadounidense, la mujer dijo: «No te preocupes, este tipo está forrado. Sé lo que hago».
El caso DSK sigue abierto, pero tras la decisión de dejar al francés en libertad provisional sin fianza, han vuelto las teorías sobre una supuesta conspiración en su contra. Si «The New York Post» publicó ayer que «la mujer hacía labores dobles como prostituta, cobrando en efectivo por sus servicios a los huéspedes masculinos», François Loncle, diputado socialista, tiene su propio complot y relaciona directamente a Nueva York con París a través del grupo Accor, propietario del hotel Sofitel.
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