Barcelona

La lucha contra el incivismo cobra fuerza

En un paseo cotidiano por las Ramblas de Barcelona, si un ciudadano logra abstraerse del bullicio, las estatuas humanas y el alud de cámaras fotográficas, puede llegar a conocer gracias a las banderolas publicitarias que cuelgan en las farolas las últimas novedades culturales de la ciudad. Una oportunidad única para descubrir las fechas de la última obra de teatro o cuándo se producirá ese concierto tan esperado. Hasta que llegó Julio.

La lucha contra el incivismo cobra fuerza
La lucha contra el incivismo cobra fuerzalarazon

Con la entrada de la canícula y la llegada de hordas de turistas, y para evitar las estampas incívicas que le costaron más de un dolor de cabeza al Ayuntamiento el verano pasado, la lucha contra el incivismo ha cobrado fuerza y ahora, el transeúnte descubre en las banderolas una información muy diversa a la de hace unos meses. Ahora puede conocer que orinar o defecar en la calle le puede llegar a costarle un disgusto cifrado en más de 1.000 euros de multa.Casi medio millón de multasEl Ayuntamiento quiere acabar con la mala fama de la ciudad en cuanto a suciedad y malas maneras y sólo hay que echar un vistazo al balance de denuncias de la ordenanza de civismo desde que se puso en marcha en enero de 2006. Hasta el pasado 31 de mayo, se emitieron 439.620 multas. Casi medio millón de denuncias en las que cuatro de cada diez están vinculadas a la venta ambulante y que el segundo comportamiento más denunciado es el de beber en la vía pública.Unas cifras que dan una media de 8 denuncias al día en los últimos 52 meses. Para evitar un incremento de sanciones, el Consistorio barcelonés ha decidido dar ejemplo y en las últimas semanas han trascendido casos de multas de 90 euros por arrojar una colilla al suelo. Todo un símbolo del lema «un espacio público limpio, ordenado y seguro» que no se cansa de repetir Hereu desde hace unos meses, con vistas a unas elecciones municipales cada día más cercanas. Pero no sólo Barcelona se pone severa con los incívicos. Municipios costeros acostumbrados a recibir turistas han endurecido las formas y sanciones. Salou es el claro ejemplo. El pasado 30 de junio decidió incluir en su ordenanza un artículo que regula específicamente la forma de vestirse en la calle o los edificios públicos, por lo que queda prohibido ir sin camiseta por el municipio. Tarragona también se ha puesto las pilas y ya planea la instalación de cámaras de videovigilancia para perseguir los actos vandálicos. Otro ejemplo es Lloret de Mar, que abrió cinco expedientes a tres prostíbulos por ejercer «publicidad agresiva» en la vía pública la semana pasada. Queda por ver si al final de temporada la presión consistorial ha surgido efecto.