Literatura

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De verdad que son tiempos modernos

Hace cinco años el autor avanzó a quien esto escribe que andaba enredado en un proyecto. No es de extrañar el tiempo empleado una vez leído el resultado. Para abordarle se ha vestido de albañil, de carnicero, de limpiadora, de montadora en una cadena de automoción, de costurera, para saber por qué el trabajador se somete sin rebeldía a la dominación, la anulación y la injusticia.

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Son manos invisibles que trabajan con denuedo y cuyo esfuerzo queda borrado a la mañana siguiente. La mano invisible es aquella que nos despieza la carne y nos limpia el pescado para ofrecérnoslo en higiénicas bandejas de porespán. De eso se ocupa este libro con todo detalle: de ascender en funicular emocional, de la mano al rostro, por esa línea invisible del alma y saber quiénes son, qué piensan, cuáles son sus necesidades para soportar el trabajo que ningún padre desea para su hijo: el repetitivo. Alguien dijo que el arte del feísmo –léase aquí cotidianidad– no es arte. Rosa contradice esta máxima, porque parece revelarnos que allí donde hay estetización sólo hay nihilismo. Es un experto jugador, hasta el punto de saber tensar la fibra creativa con tanta fuerza que apenas advertimos el vigor del pensamiento que nos propone. No ha sido nunca mercantil, ni institucional, ni su literatura está «normotizada», por eso es un bendito «outsider».


«La mano invisible»
Isaac Rosa
Seix Barral
384 páginas.
19,50 euros.