Manila
Alí pierde su sombra
Fue el primero en derrotar a Muhammad Alí, pero toda su vida tuvo que luchar para no ser «el otro», el negro feo amigo de los blancos que peleaba con el negro guapo que defendía los derechos de los negros. La imagen de Alí lo persiguió durante la vida, oscureció su leyenda para engrandecer la del hombre antes conocido como Cassius Clay.
Madrid- Lo mandó a la lona en su primer encuentro, en 1971, en el Madison Square Garden. Los dos llegaban invictos, pero sólo Frazier se mantuvo intacto. Por aquel combate cobró algo más de dos millones de dólares, que hace cuarenta años eran mucho más que dos millones. Rozó la gloria, se hizo amigo de Frank Sinatra y hasta se atrevió a cantar una versión del «My way». Pero ni la victoria le sirvió para derrotar a Alí ni la bolsa le sirvió para librarse de una vida de miseria en los últimos años. Frazier murió la noche del martes devorado por un cáncer de hígado que se le había diagnosticado hace sólo unas semanas. Tan avanzado estaba el mal que ni siquiera un trasplante hubiera podido salvarle la vida. Tenía sólo 67 años y aquellos millones ganados en los cuadriláteros se habían consumido hace ya muchos años. Vivía en un pequeño apartamento y pasaba su tiempo enseñando a chavales en un gimnasio.
Para muchos era sólo «el otro», pero se acaba de marchar una leyenda que construyó los mejores tiempos del boxeo a base de golpes cruzados con Muhammad Alí y con George Foreman. El cinturón pasó de mano en mano en aquellos años hasta que Frazier, «Smokin Joe», «tiró» la toalla en Manila, en la pelea conocida como «Thrilla in Manila». Ganó Alí, quien confesó: «Fue lo más cerca que he estado de morir».
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