Sevilla
Tarde pero bienvenido
Nunca es tarde si la dicha es buena. Es como se aceptaba en mi pueblo un anhelo cumplido tardíamente. Ese cosquilleo y un halo de emoción son la sensación que tuve ayer cuando, transitando por la A-3 aburrido a 120 por hora, me adelantó el AVE en dirección a Valencia. No iba a 250 kilómetros por hora, pero se hizo conmigo en un abrir y cerrar de ojos, silencioso, como una culebra en pos de su presa. Por fin, se hacía realidad lo que debería serlo hace años.
Quedan algo más de dos meses para la inauguración de esta línea ferroviaria que debería haber sido la primera de España o la segunda, si se tiene en cuenta que el corredor del Mediterráneo, era el proyecto más rentable, allá por finales de los 80, para la entonces Comunidad Económica Europea. Sin embargo, han tenido que ejecutarse unas cuantas antes, como sucedió con la autovía entre la primera y la tercera capital de España. Cada uno a su pueblo. Felipe González a Sevilla y José María Aznar a Valladolid.
En cualquier caso, bienvenido sea el bólido, porque el cambio va a ser transcendente a partir de las próximas Navidades. Valencia va a acercarse a Madrid y Madrid va a estar en Valencia.
Así es la vida.
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