Crítica de libros
Hola y adiós Eduardo por CRISTINA GARCÍA RAMOS
Lamento profundamente la muerte de Eduardo Sánchez Junco. El director de «¡Hola!» era, lo fue siempre como su revista, un referente del saber estar, la elegancia y la discreción. Pueden decirse muchas cosas y todas buenas de él en estos momentos de dolor. La primera, quizás, que siguiendo de una manera admirable la tradición familiar, renunció a su brillantez personal para destacar la brillantez de los demás. «¡Hola!», la obra de sus padres, que él perfeccionó uniendo la sensibilidad que siempre ha presidido su línea editorial a una admirable visión empresarial, se ha convertido en un capítulo muy importante del periodismo español.Por algo es la publicación más presente en los salones elegantes de medio mundo, en las embajadas, sobre las mesas de centro de los escenarios donde se toman acuerdos trascendentes o se cierran negocios astronómicos y, en los momentos de relax, se hojean sus páginas siempre con una sonrisa o un gesto de admiración. Informar y distraer, tratar con rigor asuntos livianos o frívolos no es tarea fácil, «¡Hola!» descubrió la formula y la aplicó con éxito.Eduardo fue el artífice en la sombra y en el timón de ese estilo renovado y modernizado de una publicación admirada que une su estilo ágil, dinámico y glamuroso a una sencillez y seriedad extraordinarios. Un estilo y un modelo que enseguida traspasaron fronteras y continentes, superaron barreras idiomáticas y hoy se exhibe con diferentes títulos pero similar modelo editorial en diferentes ediciones y con una variedad sorprendente de lenguas y una no menos admirable variedad de contenidos que la convierten en una de las publicaciones con mayor presencia y prestigio internacional. Hace algo más de quince años, cuando creé «Corazón Corazón», el programa que dirigí y presenté en TVE, escuché muchas veces, incluso por boca de Eduardo Sánchez Junco, que era el «¡Hola!» audiovisual. La comparación siempre me gustó y lo agradecí como el mejor piropo.
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