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El talento del Madrid no da facilidades (0-3)
Para ganar la décima, meta fijada en su libro de ruta y en el concurso de pronósticos internacionales, el Real Madrid necesita más fútbol que el que mostró en Nicosia
Para ganar la décima, meta fijada en su libro de ruta y en el concurso de pronósticos internacionales, el Real Madrid necesita más fútbol que el que mostró en Nicosia. Jugó al principio lo suficiente para sujetar al modestísimo Apoel y que no le sorprendiera; pero le faltó ángel, inspiración, y acierto, hasta que entraron Marcelo y Kaká. Y lo que parecía un entrenamiento sin intensidad se transformó en partido. Con ellos encontró el gol Benzema, que hizo dos, y otro Kaká. Por muchas faltas en la frontal del área de Casillas que se produzcan en el Bernabéu, la eliminatoria está sentenciada.
El Apoel, esa revelación de la Liga de Campeones, tiene el fundamento justo, que le ha dado para sobrevivir a base de disciplina, algún destello de calidad, una conjunción espartana y el delantero centro Aílton de pesca en el centro del campo. Y suerte, probablemente. Oporto, Zenit y Shakhtar no le regalaron la clasificación y al Olympique de Lyon, que no es ni la sombra del que dirigía Juninho Pernambucano, le retiró en octavos de final. No obstante, jamás ha pretendido representar un papel estelar, si acaso el de Cenicienta, y sabía que frente al Madrid sus alegrías ofensivas debían dormir en el vestuario.
Se nutre el Apoel de copias de futbolistas, argentinos, portugueses, griegos, brasileños de segunda o tercera fila, incluso se ha comprado un Kaká, que es central, por cierto. Con un presupuesto de 9 millones y un par de fichas que rondan los 400.000 euros no se le pueden pedir gollerías. Su aproximación a Casillas en el minuto 2 fue un brindis al sol, un grito de auxilio a la grada, chillona, jubilosa, pero no infernal.
Dominio total
El espejismo ofensivo chipriota dejó paso al más absoluto dominio madridista, pero sin brillo, sin imperiosa autoridad. Dominaban la calidad y el oficio; pero no se apreciaba en el ilustre visitante un juego demoledor, al contrario. Presagiaba tormenta; mas los relámpagos de Cristiano Ronaldo eran tan tenues que no provocaban el trueno. Llamaba la atención, por otra parte, el afán de «CR7» por marcar, chutaba desde cualquier sitio. Ignora, quizá, que a la Bota de Oro se llega por goles, no por tiros. Y algunos disparos rozaban el esperpento e invitaban a pensar que su obsesión por Messi empieza a ser enfermiza.
Con Sahin en el puesto del sancionado Xabi Alonso, Khedira en el doble pivote y Coentrao en lugar de Marcelo prevalecieron los arreones y muy de tarde en tarde se sobresaltó Chiotis. Despejó un pepinazo de Cristiano y se libró del gol de Benzema porque cuando a éste le llegó el centro de Sahin el balón le botó al ir a pegarle, casi en la raya, y se fue alto. Más que un remate fue un involuntario despeje, la muestra de que al Madrid le iba a costar más de lo previsto inaugurar el marcador.
La titularidad de Sahin, cuando se preveía a Granero, sorprendió, aunque de Mourinho se puede esperar cualquier cosa. Sahin estuvo correcto. Y Coentrao, voluntarioso; el muchacho se vacía para justificar su precio en cada partido. Ni uno ni otro inclinan la balanza, contribuyen. Y como el juego del equipo no es para tirar cohetes, destacan menos que Özil, Benzema, Higuaín y, por supuesto, Cristiano cuando éstos manejan el balón.
Con marcajes pegajosos, una defensa ordenada casi desde la delantera y amparados por la falta de velocidad del Madrid, el Apoel resistía el asedio sin que su guardameta padeciera grandes agobios. Al Madrid le faltaba arquitectura; se percató Mourinho e introdujo dos cambios: Kaká, el original, por Higuaín, inadvertido, y Marcelo por Coentrao.
Marcelo jugó de extremo izquierdo; Arbeloa, casi de derecho, y la defensa se redujo a Ramos y Pepe. No había de quién defenderse y Aílton no estorbaba. Se percató Jovanovic y apostó por un delantero más, Esteban Solari, el hermano de Santiago.
El cambio de hombres y de intenciones produjo el efecto contrario en el Apoel. Pensó en marcar y recibió el primer gol: Kaká centró desde la izquierda y Benzema remató de cabeza en plancha. El 0-1 hacía justicia. La superioridad del Madrid era tan evidente como corto el resultado. El gol desarmó el anclaje defensivo local y Chiotis empezó a sufrir en serio. Tuvo que emplearse a fondo para despejar sendos disparos de Ronaldo y Özil. Delante veía ahora más camisetas blancas que amarillas y huecos que Marcelo, desde la izquierda, hacía enormes. Suya fue la internada y suyo fue el centro que Kaká remató sin oposición para marcar el 0-2.
Los cambios fueron decisivos, pero sobre todo los que introdujo Mourinho, y en éstos no se incluía el de Granero por Sahin cuando el partido ya estaba resuelto... y el Madrid, lanzado. El Apoel conoció en los minutos finales el verdadero alcance de la artillería madridista y encajó un tercer tanto, de Benzema. Sobran las palabras.
FICHA TECNICA.
--RESULTADO: APOEL NICOSIA, 0 - REAL MADRID, 3 (0-0, al descanso).
--ALINEACIONES.
APOEL Nicosia: Chiotis; Paulo Jorge, Oliveira (Kaká, min. 13), Poursaitides, Boaventura; Charalambides, Helio Pinto (Solari, min. 72), Nuno Morais, Alexandrou (Hélder Sousa, min. 46); Ailton, Trickovski.
REAL MADRID: Casillas; Pepe, Sergio Ramos, Coentrao (Marcelo, min. 64), Arbeloa; Sahin (Granero, min. 84), Khedira, zil; Cristiano Ronaldo, Benzema, Higuain (Kaká, min. 64).
--GOLES:
0-1, min. 74: Benzema.
0-2, min. 82: Kaká.
0-3, min. 90: Benzema.
--ARBITRO: Felix Brych (ALE). Sin amonestados.
--ESTADIO: GSP Stadium.
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