Roma

Prensa extranjera: más que una serpiente de verano

España ha sustituido a Grecia como el enfermo de Europa en los medios europeos. Han utilizado de forma sensacionalista los incendios para hablar de nuestra economía. Los diarios especulan con un inminente rescate financiero de forma interesada 

Prensa extranjera: más que una serpiente de verano
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MADRID- Apenas un mes después de que las cabeceras de todo el mundo no escatimaran elogios a la victoria de la selección española de fútbol en la Eurocopa de Polonia y Ucrania, la imagen de nuestro país reflejada en la Prensa internacional es diametralmente distinta. Lejanos suenan ya aquellos «Gracias» del deportivo francés «L'Equipe», «España consigue el tiki-taka-triplete» del tabloide alemán «Bild» o «España sublime» del portugués «A Bola».

La delicada situacióneconómica española es vista como una combinación de explosión de burbuja inmobiliaria, crisis bancaria y cifras récord de paro. Un cóctel explosivo que pone en peligro el futuro de la moneda única europea. Aunque ha cambiado el Gobierno en Madrid, constatan los medios internacionales, los problemas económicos permanecen enquistados. Dos años después del inicio de la crisis de la deuda, el foco de atención parece haberse trasladado de Grecia a España. Como en el caso griego, tampoco faltan alusiones a los tópicos hispánicos más tradicionales, como el sol, los toros o la siesta. Norte contra sur. PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España) «versus» países responsable y protestantes. Por añadidura, los recientes incendios en Cataluña han servido para amplificar de forma sensacionalista las noticias procedentes de nuestro país.

Probablemente, la Prensa británica es la más crítica, debido a su tradición de escepticismo con la moneda única europea. En su edición del martes, «The Guardian» no se anda por las ramas: «España está abocada inexorablemente al rescate. Era ingenuo pensar que el paquete de ayuda prometido de 100.000 millones de euros para los bancos españoles sería suficiente». El diario describe a España como «un país en el que la economía se hunde, el mercado inmobiliario explota, los bancos registran deudas colosales y el interés de los bonos a diez años se sitúa en el 7,5%. La pregunta no es si habrá un rescate, sino cuál será su magnitud. Lo más probable es que sea de al menos 300.000 millones».

Pero sin duda el medio anglosajón más ácido con España es «The Economist», en cuya portada de esta semana la «s» de Spain cae sobre un toro malherido con múltiples banderillas y un símbolo de euro clavado a fuego en su lomo y forma la palabra «pain» (dolor en inglés). La revista asegura en el interior que España puede ser apuntalada durante un tiempo con ayuda europea, pero demuestra los errores de construcción de una zona euro carente de homogeneidad económica. Ya «The Economist» puso el dedo en la llaga al comienzo de la recesión con un número de noviembre de 2008 en el que en un amplio especial titulado «Se acabó la fiesta» explicaba el cambio de ciclo económico en nuestro país. En esa ocasión el toro servía para ilustrar la información y criticar la gestión del ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero.

 

Nuestros vecinos franceses
En Francia se sigue con especial preocupación la situación española ante el temor a su contagio al resto de la zona euro. El editorialista del diario económico «The Echos», François Vidal, escribía esta semana que «para evitar el contagio a toda la zona, la UE deberá acudir rauda al rescate de Madrid y de Roma, sea por voluntad propia o por obligación. Todavía puede hacerlo de manera voluntaria y modesta, retomando el programa de compra de deuda pública por parte del BCE». Mientras, para el diario de «Libération», los españoles están «perdidos», según su portada del miércoles. El reportaje anuncia que España vive una situación caótica, tal y como señala su primera frase: «Debacle. Nada funciona». Además, lamenta que nuestro país se niegue admitir que la crisis, «económica en su origen», se ha convertido en un problema político. «Nada funciona y, paradoja de paradojas, estas palabras y acciones contribuyen a empeorar el desastre que se debe evitar», señala.