España

Seis de enero por César Vidal

La Razón
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Siguen todavía ramoneando ZP y sus cuates para no traspasar poderes, pero Mariano Rajoy anda los últimos días de reuniones con los mal llamados agentes sociales por eso de que tenemos más de cinco millones de parados y todos los pronósticos indican que su número se engrosará no livianamente el año que viene. En uno de estos encuentros, Rajoy ha hecho saber a los sindicatos mayoritarios que el 6 de enero tienen que disponer ya de un plan para la reforma laboral porque nos encontramos en una situación de urgencia. Que Rajoy dé un plazo para trabajar a los sindicatos que cubre el periodo de las vacaciones de Navidad indica que el presidente de gobierno in pectore tiene una fe digna de compararse con la del centurión de Cafarnaum alabado por el mismísimo Jesús. Durante años, me he entregado laboriosamente a la tarea de descubrir a un liberado sindical que trabajara como sus compañeros de empresa y lo único que he podido comprobar es que por no acudir ni siquiera acuden todos ellos a las convocatorias de sus respectivos sindicatos para las manifestaciones del Primero de mayo. Ahora Rajoy pretende incluso que doblen el lomo durante las vacaciones. Todo ello cuando además Cándido Méndez salió de la reunión diciendo que el único plan que él tenía era el de su hipoteca. Había quien consideraba a Rajoy tibio y va a resultar que cuenta con una fe de tal fervor que deslumbraría incluso en persona de acrisolada piedad. Supongamos, sin embargo, que la fe en este caso no sea capaz de mover montañas por eso de que nuestros sindicatos mayoritarios constituyen unas moles de adoquines absolutamente incapaces de desplazarse un milímetro de sus posiciones. Pues en ese caso, Rajoy tiene una disyuntiva clara. Si Rajoy se somete al capricho de los sindicatos, España tendrá durante el año 2012 un millón de parados más, perderá los últimos jirones de confianza con que cuenta en el seno de la Unión Europea y puede entrar en la orgía de los quebrados en cualquier subasta de deuda pública. Si, por el contrario, Rajoy se niega a doblegarse ante el chantaje e impone, como es su obligación, la reforma, puede que comencemos a salir de esta hondonada tenebrosa en que llevamos sumidos demasiados años. Con seguridad a los que llevan viviendo de las mamandurrías desde hace décadas – ya sea la ley de Memoria histórica, ya los ERES, ya las subvenciones– semejante medida no les agradará, pero tampoco les entusiasmó a los propietarios de esclavos de Alabama el decreto de Emancipación de esclavos firmado por Abraham Lincoln. En otras palabras, o se reforma el mercado laboral, guste a quien guste, o no saldremos de esta situación. Por eso, que se dé tan necesario paso se convertiría en uno de los mejores regalos que puedan recibir los españoles el 6 de enero.