Elecciones generales
El auténtico patriotismo
Ayer José Blanco se empeñó en hacernos creer que no hay trasvase de votos entre PSOE y PP, amen de subrayar que el batacazo socialista es atribuible sólo y en exclusiva a la crisis internacional. Algo parecido a lo que dijo el día antes su jefe Zapatero. Ni un reconocimiento de culpa propia o autocrítica por la mala gestión de estos años. Lo ocurrido es debido a las circunstancias o a los elementos. Y si el Partido Popular ha subido no es por mérito de Rajoy y compañía, sino porque al PSOE le han abandonado sus electores tradicionales, que se habrían ido en exclusiva hacia la izquierda o la abstención.
Análisis que se cae por su peso cuando vemos que, sólo en las municipales, el PP logra medio millón de sufragios más que en anteriores consultas. Ese medio millón no viene de la nada ni cae del cielo porque sí ni procede de IU o los nacionalistas. El trasvase es por entero del partido de Zapatero. O sea, que sí que hay un votante capaz de irse directamente del PSOE al PP sin pasar por escalas intermedias. Algo perceptible en las municipales, pero apabullante en las autonómicas.
Los socialistas pierden votos por la abstención y por la izquierda, pero también porque sus antiguos partidarios desertan y un millón de ellos vota ahora PP sin ambages. No reconocerlo es engañarse. Igual que ese empeño en culpar de lo ocurrido a la crisis mundial. Lo ocurrido el domingo es un castigo directo a Zapatero, a su forma de hacer durante los últimos siete años. El peor resultado municipal de los socialistas en democracia.
El presidente del Gobierno debería entonar el mea culpa, reconocer el error y dimitir, convocando elecciones para después del verano. Le evitaría a España un año más de agonía. Eso sí que sería auténtico patriotismo. Y si no lo hace él, debiera obligarle su propio partido. Por ejemplo el próximo sábado en el Comité Federal.
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