Crisis política en Italia

Monti elimina la mitad de las provincias

Italia pasa de 86 a 51 demarcaciones y ahorrará 40 millones anuales

El primer ministro italiano, Mario Monti
El primer ministro italiano, Mario Montilarazon

ROMA- La crisis económica ha conseguido algo que muchos Gobiernos italianos dijeron que intentarían, pero ninguno fue capaz de realizar: remodelar la organización del Estado reduciendo el número de provincias. El Ejecutivo de Mario Monti culminó ayer una vieja aspiración al aprobar en Consejo de Ministros la supresión de 35 administraciones provinciales. A partir de 2014, pasarán de 86 a 51, teniendo en cuenta las ciudades metropolitanas. En noviembre del próximo año, se celebrarán elecciones para elegir a sus dirigentes. Con la unificación, el Gobierno espera ahorrar 40 millones de euros al año.

En los próximos meses, a Monti le tocará meter mano a la reestructuración provincial de las regiones con Estatuto especial, como son Cerdeña, Friuli-Venecia Julia, Sicilia, Valle de Aosta y Trentino Alto Adigio. Se espera que las ocho provincias de la segunda isla más grande del país se reduzcan a la mitad. En Sicilia, donde acaban de celebrarse elecciones regionales, la situación es más incierta. En Friuli-Venecia Julia podrían perder competencias, mientras que en las otras dos regiones no se esperan cambios.

Filippo Patroni Griffi, ministro de Administraciones Públicas, explicó que la reestructuración era un «proceso irreversible» y que ya desde el próximo mes de enero las provincias verán reducidas sus atribuciones. A partir de junio se prevé la presencia en todas las administraciones públicas de este nivel de un comisario que guiará el proceso de reforma hasta la puesta en marcha de la nueva organización. Los criterios que el Ejecutivo ha seguido para la unificación han sido que cada provincia debía tener al menos 350.000 habitantes y una extensión superior a 2.500 kilómetros. Las provincias que no cumplían estos requisitos debían unirse con sus vecinas. La reforma prevé que los ayuntamientos que lo deseen puedan pasar de una provincia a otra, debido a motivos históricos o a una mayor eficiencia en la administración. También contempla la posibilidad de que se cambie la capital de provincia.

Este hecho ha provocado tensiones entre las capitales provinciales cuyo territorio queda ahora englobado en otra administración. «Las provincias serán completamente nuevas en su dimensión y en sus funciones», decía ayer Patroni Griffi, advirtiendo de la «racionalización de las competencias» que sufrirán estos entes. La unificación ha provocado la inquietud entre los funcionarios provinciales, quienes temen perder su empleo. El ministro los tranquilizó diciendo que «de inmediato» no están previsto despidos, aunque deben estar preparados para los traslados. «Naturalmente los criterios de esta operación serán estudiados junto a los sindicatos», aseguró. Hay expectación entre los ciudadanos por la puesta en marcha de las ciudades metropolitanas, que sustituirán a las provincias en las grandes urbes, como son Roma, Milán, Nápoles, Génova, Turín, Bolonia o Florencia. Esta forma de administración está prevista por la ley desde 1990, pero hasta ahora no había sido contemplada.

La Unión de Provincias Italianas criticó que Monti haya llevado a cabo esta reestructuración realizando unificaciones «que no tienen en cuenta la realidad socioeconómica». Exigió que las nuevas provincias mantengan algunas de las competencias de ahora y no se conviertan en meros «confines geográficos».