Grecia
El coste de Zapatero
No es economía sino literatura, mala literatura. Es la gran cantinela de esta crisis, de «nuestra crisis», que no es sólo económica sino de confianza en quien nos gobierna. Y suena al ritmo de una vez al mes. Bien porque sale el tema del rescate a Grecia, a Irlanda, a Portugal…, bien porque pasa apuros un banco en Inglaterra o en Madagascar. Cualquiera excusa sirve para que Alemania y los mercados y toda la UE miren a España y al Gobierno español. Y entonces viene el segundo verso manido de la estrofa: el consiguiente mosqueo de Zapatero, la acusación a la conspiración «judeo-económica», la medida-parche, los socorristas de los medios de comunicación… Hasta el mes siguiente. Porque el problema no es España sino Zapatero. Su permanencia en el poder no nos sale gratis y quizá no nos la podemos permitir. Es el lujo, el dispendio más caro de todos. Y su único recorte son las elecciones. Zapatero se siente triunfador porque ha logrado reducir el déficit subiendo el IVA, congelando las pensiones y bajando los sueldos a los funcionarios. Lo ha logrado, sí, pero todo el dinero que ha supuesto ese caro ahorro nos lo hemos pulido ya en el encarecimiento de la deuda pública. Crecen los intereses y la propia deuda cada vez que el Gobierno da un paso adelante y dos atrás en la reforma laboral, en la edad de jubilación, en la energía nuclear… Cada vez que baila la Yenka de la inestabilidad con las cosas de comer y nos vuelven a mirar los alemanes y los mercados y la UE. Y volvemos a empezar. ¿Así hasta el 2012?
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