Uruguay
Cuando el único enemigo es el césped
Una plaga de hongos, el aceite derramado de uno de los tractores de los jardineros, el frío, el hielo o la nieve pueden convertir al césped en el protagonista de un encuentro y en el enemigo más peligroso para un equipo.
España se enfrenta hoy a Lituania y lo único que preocupa es el estado del terreno de juego, en el que lo que menos hay es hierba. «Va a ser como volver a nuestros orígenes», decía Sergio Ramos, recordando a su época de juvenil, cuando los partidos eran por la mañana y el escenario de arena. No es la primera vez que un club español o la Selección se encuentran con un terreno de juego hostil, en el que lo más fácil es lesionarse, y tampoco supone una novedad que la UEFA mire para otro lado. La semana pasada Polonia disputó un amistoso en ese mismo estadio y Uruguay perdió con Estonia en un campo cubierto por la nieve. No siempre el clima es el culpable, y el Real Madrid y el Barcelona lo saben bien. Los blancos gastaron 300.000 euros en replantar el césped del Bernabéu a finales del año pasado, convertido en un «campo de patatas» por culpa de una plaga y el aceite de un tractor. En once días se colocaron los tepes venidos de Holanda para volver a jugar sobre una alfombra. El Barça también renovó la hierba del Camp Nou después de que Pedro se lesionase al quedarse clavado en ella. No se hizo tanto daño como Maxi Rodríguez en la inauguración de La Condomina en 2006, que se dejó los ligamentos en un césped recién plantado y absolutamente inestable.
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