Lenguaje

Los chancletas

 
 larazon

A mi amigo del alma Adolfo Herrera, corazón y vida de la barra de «La Rabia» de Comillas, se le tuerce el gesto en algunos días soleados cuando comprueba que se ha producido la desagradable invasión. «La terraza ha sido tomada por "los chancletas"». Y la armonía se desmorona. El Diccionario de la Real Academia Española (Vigésima segunda edición, Madrid 2001) dice de la chancleta: «Chinela sin talón, o chinela o zapato con el talón doblado que suele usarse dentro de casa». Asimismo contempla la siguiente acepción: « Chancleta: abandonar las pautas de comportamiento tradicional». También en el libro de la sabiduría de la RAE: «Chancletear: andar en chancletas»; «Chancleteo: ruido o golpeteo de las chancletas cuando se anda con ellas»; «Chancletero, ra: dicho de una persona de modales groseros, de comportamiento vulgar». Consultada la Real Academia Española cabe preguntarse: ¿Es elitista abominar de las chancletas, del chancleteo y de los chancleteros? En absoluto. Es un detalle de educación y buen gusto. No es agradable tomar el aperitivo rodeado de homínidos con pantalón corto, piernas peludas y chancletas. En el caso de mujeres se puede prescindir de la segunda característica, cambiándola por piernas depiladas.

El «chancleta» acostumbra a ser vociferante y, como dicen los sabios, de modales groseros y comportamiento vulgar. Añádase a estos elementos descriptivos el de su excesivo ahorro económico durante el verano. En un día del mes de agosto del pasado año, cuatro «chancletas» ocuparon una mesa de la terraza de «La Rabia». Adolfo, profesional y cortés, dominando su repulsión, se acercó al cuarteto para tomar nota de sus peticiones. «¿Qué quieren tomar?»; fue entonces cuando el «chancleta» jefe, un tanto retador, hizo uso de la palabra: «Queremos una "Fanta"con cuatro vasos». La reacción de Adolfo adquirió tintes de solemne grandeza: «Aquí no tenemos tantos vasos para tan pocas "Fantas". A la puta calle». Y con ejemplar donosura, les dio la espalda y se reintegró en la barra. Pocos segundos más tarde, los «chancletas» amenazaron con pedir el libro de reclamaciones, pero al notarse rodeados de personas decentes bien calzadas, optaron por desaparecer.

 Por otra parte, un «chancletas» es siempre desagradable porque muestra sin pudor las heridas y cardenales que se le forman, precisamente por andar en chancletas. Esas piernas blancas lechosas, esos pelos negros y esas uñas que surgen de la chancleta conforman el espectáculo más asqueroso que pueda verse en el verano. Lo cómodo suele ser atroz. Y está por ver si son cómodas las chancletas.