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Menos cuenting

La Razón
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Tanto se ha banalizado el talento y el esfuerzo, que el «coaching» ha derivado en «cuenting». Ser «coach» está de moda. Muchos quieren creer que es solución al paro (otra burbuja, ¡marchando!), como si un coach pudiese de una chistera surgir. «Saber hacer preguntas y escuchar, enseñar a resolver problemas, pautas de conducta asertivas, modificar conductas», todo eso y mucho más, es «coaching». Reconvertidos en «salvavidas ajenas», la mayoría no sabe llevar sus riendas vitales («no camina lo que habla»). Fue moda la informática y surgieron informáticos incluso debajo de las piedras. Cuando la burbuja inmobiliaria, cualquiera con un móvil y bastante cara se convertía en promotor. Ahora le toca al «coaching». Ser competente lleva tiempo, formación, práctica, esfuerzo, honestidad, pasión, compromiso. Para ser excelente profesional: talentos y capacidades. Antes de contratar al «coach», pregúntese: «¿Qué características resaltan en él/ella? ¿Qué me aportará? ¿Cómo sé que es competente y no ‘‘cuententing''? ¿Por qué le escogería o recomendaría?»

Hay quien presume de ser «uno de los 10 mejores», puro marketing publicitario pagado. A veces, nada de veracidad. Ergo, averigüe por qué quiso convertirse en «coach», cómo pasó (transición) de su profesión anterior (si es que la tuvo) al «coaching», qué le diferencia de los otros.

Personalmente, decidí posicionarme como «hada madrina», practico la profesionalidad («anticoaching»), reestructuro en nivel profundo, enseño a desplegar las alas y sacarle partido al «libro de instrucciones» (ánima «coaching»), análisis, desarrollo estrategias. Recuerde: haber verdaderos profesionales, haylos. Pero no presumen ni se disimulan en ninguna «asociación cuenting» del CdR.