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Solidarios con Lorca

La Razón
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España ha demostrado una gran capacidad para la solidaridad y la movilización cuando han resultado necesarias. Cada catástrofe natural en cualquier rincón del mundo ha sido inmediatamente respondida desde nuestro país con medios materiales y humanos. Los especialistas y voluntarios españoles han prestado un servicio encomiable en zonas devastadas y su contribución y entrega han sido ensalzadas en todas las tierras maltratadas. El miércoles, esa misión no fue, como es habitual, fuera de nuestras fronteras. El terremoto se produjo en nuestro país, en Lorca. Dos sacudidas de gran intensidad provocaron nueve muertos, más de dos centenares de heridos, y miles de personas se quedaron sin hogar. La tragedia surgió de repente, pero la respuesta de las administraciones fue rápida y eficaz. La movilización fue todo lo excepcional que la emergencia demandó y todos los responsables entendieron y actuaron con la rapidez y la diligencia necesarias. Los testimonios de esas primeras horas dramáticas han destacado, por ejemplo, que la pronta actuación del personal de emergencias, Bomberos y sanitarios murcianos salvó muchas vidas. La enumeración de los recursos desplegados es casi incontable, porque, a los medios de las instituciones directamente afectadas, hay que añadir la ayuda anunciada desde el resto de las comunidades autónomas. El Gobierno de la nación no sólo ha movilizado a cientos de agentes, militares y funcionarios, con todo tipo de vehículos y material, sino que también aprobará hoy un decreto con las ayudas a los afectados y a las empresas. Los políticos han estado a la altura y en su sitio. Desde Rodríguez Zapatero a Mariano Rajoy, pasando por otros dirigentes nacionales, regionales y locales, han comprendido de forma adecuada las prioridades en unas horas dramáticas. Después de haber socorrido a los afectados y de atender a las necesidades más básicas, lo urgente es emprender una ingente labor de reconstrucción. El presidente de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, reclamó ayer con gran acierto la puesta en marcha del Plan Lorca Solidaria para coordinar el esfuerzo de las distintas administraciones. Hablamos de un plan dirigido no sólo a los ciudadanos que han sufrido daños en sus viviendas, sino a la reactivación social, económica y monumental de la ciudad y su comarca. Lorca precisa de una iniciativa de ese calado, y las administraciones están obligadas a secundar a Valcárcel en un proyecto imprescindible. La catástrofe es una ocasión para calibrar nuestra capacidad de respuesta ante el peor terremoto en medio siglo. Los expertos coinciden en que la predicción es imposible y en que lo fundamental es la prevención que principalmente consiste en una correcta edificación, además de que se pueda trabajar y avanzar en el conocimiento y actividad de las fallas españolas. En Lorca se ha confirmado que el 55% de las casas analizadas no son habitables aún, y que casi todos los inmuebles afectados estructuralmente están construidos antes de que las normativas antisísmicas entraran en vigor en 2002. La tragedia ha demostrado que los protocolos de construcción sismorresistente salvan vidas y que, por tanto, el rigor en las revisiones también.