FC Barcelona

Cuenca

Sacó el pañuelo por Julián García Candau

La Razón
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El Barcelona ya llevaba un tiempo despidiéndose de la Liga. Ayer, en Pamplona, sacó el pañuelo y como en la habanera de «La Bella Lo-la», saludó. Existía la sospecha de que a Guardiola le rondaba por la cabeza no echar en la Liga toda la fuerza y tener reservas para la final de Copa y, sobre todo, la Liga de Campeones. En Pamplona reservó a Cesc, Iniesta y Xavi, y colocó en el centro del campo a Thiago, Mascherano y Sergi Roberto.
Tras el descanso echó mano de Tello y Cuenca y retiró a Puyol y Pedro. Guardiola comenzó a pensar formalmente en el partido con el Bayer Leverkusen. Perdida la Liga, todo el gran honor queda reducido a las dos copas, y especialmente, la europea.

Para enfrentarse a Osasuna, pletórico en fuerza y trabajo intensivo, y a un terreno de juego en malas condiciones por su césped helado, el Barcelona no tuvo la fortaleza de antaño. Se quedó helado en el Reyno de Navarra. Perdió balones, erró en muchos pases y tardó mucho en asentarse en el campo. El verde no estaba para muchas delicadezas. Había que jugar como Osasuna: sobreponiéndose a las dificultades.

El equipo navarro presionó insistentemente e impidió a los barcelonistas sacar el balón jugado desde atrás. Fue encomiable su sacrificio y el trabajo de Puñal, Sergio, Flaño y Raúl García, quien además de luchar se apuntó un gol y, sobre todo, el oportunista Lekic, que supo estar en el lugar adecuado y en el momento justo para batir por dos veces a Valdés. Lo mejor del Barça, el gol de Tello.

Posdata. Consuelo. Fue bonito mientras duró.