Bruselas

Un peligroso giro a la izquierda antirrescate

La Razón
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Fracasadas las negociaciones para formar gobierno, los partidos se preparan ya para la tercera campaña electoral desde 2009. Vista la histórica abstención (38,2%) registrada el 6 de mayo, los analistas políticos no se ponen de acuerdo sobre cómo reaccionará el electorado. Muchos prevén que los dos partidos tradicionales recuperarán una parte del apoyo perdido, lo que les permitiría constituir el Gobierno de coalición ansiado por Bruselas.
Antonis Samaras, el líder de Nueva Democracia, quería evitar las elecciones a toda costa. Está obsesionado con una estimación errónea en el resultado del ND en la elecciones del 6 de mayo (18,85%), que han acabado con su futuro político, en lugar de proporcionarle una mayoría, como deseaba. ND obtuvo el resultado más bajo de su historia. Con este dato, Samaras tendría que haber sido depuesto como líder, si no hubiera existido la posibilidad de integrar al partido en un gobierno de coalición y si no hubiera habido la posibilidad de convocar elecciones.
El líder socialista, Evangelos Venizelos, se encuentra en la misma situación. El Pasok está desconectado, es presa de divisiones internas y está en vías de desaparición de la escena política, tras obtener el 13,18%. Por lo tanto, su presidente intenta poner orden. Si no participa en un próximo gobierno, a Venizelos le espera la misma suerte que a Samaras.
Las encuestas, sin embargo, dibujan otro escenario en el que la izquierdista Syriza sería el partido más votado y rompería con el memorándum. Por eso a Alexis Tsipras le interesa que se convoquen nuevas elecciones, porque podría llegar a obtener 120 ó 130 escaños. Por eso no ha apoyado ni a los partidos tradicionales ni al gobierno técnico.